Una vez más han pagado justos por pecadores.

Una vez más sumamos otro atentado de terrorismo low cost.

Puede que no haya sido de los que se han saldado con más muertes, pero ¿qué es un número en comparación con una vida?

No puedo ni imaginarme cómo debe ser vivir una situación así. Mi corazón está con las víctimas, las familias y los habitantes de la ciudad.

Quiero enviar fuerza a todos los que el día después de la tragedia tenían miedo de salir a la calle pero lo han hecho, porque el miedo no vence a un pueblo. Aun así, esto no se acaba aquí. No solo las víctimas más directas habrán sufrido las consecuencias de este acto terrorista.

Cuando me levanté al día siguiente pude ver el miedo en los habitantes de Estados Unidos, y no es miedo al terrorismo, sino a la reacción que pueda tener el no tan querido presidente. Y eso sí que puede convertirse en un atentado masivo contra la humanidad.