SE LES ACABA EL CHOLLO

El coletas

Pedro Campo

Madroñera

El Melenas, el Pelos, el Coletas eran los apelativos usados por los carcas de los 70 y 80 para referirse a los jóvenes que llevaban la melena larga y suelta como Jesucristo o recogida como Pablo Iglesias. Los carcas del siglo XXI hacen lo mismo, para atacar al contrario sin argumentos de peso. El representante de Podemos ha recibido todos los apelativos que existen o inventados, desde Lenin de la Complutense hasta los más denigrantes. He visto algunas tertulias en las que Pablo Iglesias lleva bases sólidas, notas, pruebas, fechas y datos contrastados, para enfrentarse dialécticamente con algunos mediocres convertidos en tertulianos habituales y presuntamente sin escrúpulos ni ética, que hacen que el oficio de periodista caiga en la más absoluta de las bajezas, como se puede ver en las grabaciones. Y todo porque Podemos ha sido capaz de llegar al Parlamento Europeo con 5 diputados sin despeinarse, cuando otros defendiendo a capa y espada al amado líder para pagar favores pasados, han fracasado en su campaña, como alguno de ellos, que cada vez que Rajoy ocupaba un ministerio, el BOE le nombraba a dedo director de gabinete o director general. Tres cargos oficiales tuvo la criatura, en los 3 ministerios que ocupó Mariano, hasta que Pilar del Castillo lo cesó de forma fulminante. Es posible que Pablo Iglesias sea un soñador y busque la utopía, aunque a veces los sueños se cumplen, pero su puesto lo ha ganado con los votos. Es un ciudadano preparado, políglota que con 30 años ya tenía 2 licenciaturas con premio extraordinario, 2 másteres, un doctorado cum laude, y unas notas extraordinarias. No sé cuál será su cociente intelectual, pero seguro que con el 50% es suficiente para llenar el cerebro de quienes le atacan e insultan, porque ven que si en un futuro no lejano los partidos democráticos progresistas ganan las elecciones, a lo mejor se les acaba el chollo.

DESHUMANIZACION

Espectáculo de muerte

Pedro Serrano

Valladolid

Ahora que los programas estrella de entretenimiento descansan por vacaciones nos quedan los maratones televisivos de niños muertos en Gaza, los cuerpos mutilados caídos del cielo en Ucrania o los reiterados atentados en Irak. Todo un espectáculo macabro para nuestros ojos y nuestros estómagos hartos ya de tanto sinsentido y sinrazón.

Espectáculo al que quizás nos estemos acostumbrando, pues estas imágenes, aunque cercanas, nunca alcanzan a salpicarnos físicamente de sangre inocente. Si por un casual estuviéramos comiendo, ya no vomitamos al observar la siega de vidas y el sufrimiento de nuestros semejantes. Contemplamos las guerras y la muerte en directo y seguimos impasibles, sobre todo la comunidad internacional que puede hacer mucho y apenas hace nada debido a la maraña de intereses que postergan las soluciones y los compromisos. Pobre mundo, si por un casual nos hubiéramos vuelto indiferentes, o, peor aún, si nos estuviéramos deshumanizando. Pobre futuro nos espera si este espectáculo de muerte no nos conmueve y no nos hace levantarnos del sofá.