PARA EL NUEVO PUENTE

Propuesta de un alcantareño

José Francisco Sánchez

Alcántara

Alcántara tiene, para la Historia, un puente romano, levantado piedra a piedra sobre el río Tajo; para el Universo, un santo, hecho "como de raíces de árbol"; para la Cultura, un festival de teatro, trenzado con las humanas pasiones, desdichas y alegrías. Muchas más cosas tiene para el mundo, pero, para mí, Alcántara tiene a mi padre, Fernando, alcantareño por nacimiento y vocación, que siente su pueblo como una piedra en la que asentarse, como la raíz de la que no quiere desprenderse, como el escenario de sus precoces pasiones, desdichas y alegrías.

Mi padre tiene seis hijos y en ninguna de sus seis casas falta un óleo del puente de Alcántara, así que también es alcantareño por dedicación. Poco me pide, tan solo que proponga, de su parte, que el puente que proyecta construirse entre el romano y la presa, para aliviar la carga que soportan las espaldas milenarias de Cayo Julio Lácer, sea una copia de su puente. No sé si la moderna ingeniería podrá replicar el genio imperial.

Lo que sí sé es que no puedo dejar de atender la petición de mi alcantareño particular, al que no hay genio que pueda replicar: el 1 de noviembre cumple 88 años.

ACTRIZ

Valiente Aguirre

Verónica Castro Mulder

Madrid

Soberbia actriz, Aguirre nos dio el magistral espectáculo de mostrarse asombrada por la detención de su segundón. Pero ¿de quién aprendió ese pobre Granados que, según propia confesión, "había trabajado toda su puta vida subido a una cosechadora", a hacer milagros en la cosechadora política? Y después dirán que las mujeres no tienen valor. ¡Valiente Aguirre!

LAS DICTADURAS

De tal palo...

Simeón Ibáñez Llera

Madrid

De tal palo, tal astilla. Nada más natural que los sucesores de un dictador ayuden a los dictadores de países de regímenes parecidos instalados en el mundo. Sin embargo, quizá porque algo hemos avanzado en democracia, extrañe a más de uno los documentos secretos que acaban de desvelarse.

Era el momento en que Videla torturaba y asesinaba a docenas de miles de argentinos y a no pocos españoles; pero su masiva represión costaba mucho dinero. Y encontró una ayuda muy generosa, viniendo a España, en el nuevo jefe del Estado, en el presidente de Gobierno y en los banqueros más famosos. Quizá la Transición y sus personajes no fueron tan buenos, tan demócratas, como ellos mismos y sus herederos políticos pretenden hacernos creer, incluso hoy día, que padecemos los frutos tan amargos y corruptos de aquella Transición, con un neofranquismo tan franco.