LA VENTAJA

Fútbol, dinero y política

M. Llopis Piferrer

Barcelona

A la vista de los hechos, ¿hay todavía quien pueda dudar de que el fútbol no es hoy un juego deportivo, sino un espectáculo apestoso de trampas y corrupciones? Nunca el Barça del que, por nacimiento y por afición, fui ferviente seguidor, habría aceptado el vergonzoso acuerdo de jugar con ventaja, hasta el punto de disputar la final de un campeonato en su propio campo. Sin embargo, hoy esto es todo menos sorprendente. ¿Qué se puede esperar de un club que se vende y rompe el pecho por un Qatar, relegando a Unicef a donde todos sabemos? ¿De un Barça se vende también a un Gobierno que le convierte en una sucursal de su trampas independentistas?

LA AGRICULTURA

Violencia nacionalista en Madrid

Martín Sagrera Capdevila

Madrid

Viviendo de la agricultura, he participado durante muchos años en las manifestaciones en Madrid para mejorar nuestras condiciones de vida. El día, 26 de marzo de 2015, repartí, como otras veces, pancartas con los lemas de la marcha. Todo iba bien hasta que algunos agricultores, catalanes como yo, se adelantaron y desplegaron unas banderas independentistas, mezclando así, con esa opción política, tan legítima para un demócrata como la del PP o IU, nuestra común reivindicación económica, pervirtiendo el fin de nuestra marcha y dividiendo a sus participantes. Así se lo hice notar a uno de los organizadores, que habló con ellos y les conminó a retirarlas. Pero al poco rato volvieron a sacarlas, por lo que repetí mi denuncia, esta vez al principal dirigente de la marcha, que volvió a prohibirlas, volviendo ellos a exhibirlas, sin que esta tercera vez la organización lo remediara.

Vista la evidente debilidad, por decir lo menos, de los organizadores, me tendí ante las ruedas de los tractores, negándome a manifestarme, como era mi así irrespetado derecho, tras banderas políticas, ajenas a los fines para los que nos habían reunido. Tras larga discusión, la organización me pidió, como hice, que me levantara, porque las habían retirado. Al minuto se mostró que eso era de nuevo falso, por lo que volví a tenderme, hasta que la policía, con un trato correcto que agradezco, me explicó que debía retirarme, ya que ellos no podían intervenir para restaurar el orden interno de la marcha. Yo tendría, como hago hoy mismo, que denunciar en comisaria a los dirigentes de dicha marcha que, contra los objetivos de la convocatoria, y faltando varias veces a su palabra, toleraron esa intromisión política, incluso violenta: algunos de esos independentistas intentaron pegarme, y uno de ellos me agarró y quiso arrastrarme fuera de las ruedas de los tractores.