Escritor

El sábado 24 va a presentar en Plasencia Manolo Bermejo su libro "La fraseología taurina y su pícaro humor", libro de tan enormes proporciones como el propio tema exige. Con este libro hemos descubierto esa cara desconocida de Manolo Bermejo, pero no sólo de él, sino del propio mundo taurino, que la sorpresa es el conocimiento profundo que Bermejo tiene de él, que le lleva a ser espectador de más de cinco corridas anuales, e incluso me cuentan que de más allá de los mares. Es una pena que este libro no se haya dado por entregas, porque ahora que los periódicos nos incitan a los temas culinarios, o a juntar sémolas y pimienta negra, unos cuadernillos con los distintos dichos del toreo nos asombrarían lo mucho que tienen que ver con la vida nacional, donde ahora mismo y solo Alvarez-Cascos ya tendrá su propio dicho torero, nacido de alguna covachuela madrileña, porque pese a ser de Gijón, lo que le va a Alvarez-Cascos es la galanura de sus producciones amorosas, que deben contener verdadera sal y pimienta para llevar tras de sus enarcadas cejas a tanta mujer vistosa, y quién sabe si este hombre no habrá puesto en práctica todos los conocimientos que tiene Martín Tamayo en sus magníficos cuentos eróticos, como ese extraordinario que le tiene dedicado a Sánchez de León, donde se describe un polvo en un balcón, mientras por debajo pasa en procesión la Virgen de las Angustias.

Pues todo eso y más tiene el libro de Manolo Bermejo. Hay quien lo ha comparado ya con el Kamasutra del Toreo y no va la cosa descaminada.

En fin, que Manolo Bermejo vuelve, entre otras cosas porque nunca se fue. Un personaje curioso y único, que da a Plasencia esa luz rara y diáfana que tienen Extremadura por el norte, para suerte de todos. Pero si quieren ustedes saber por qué a veces al sobrero lo llaman el jardinero , hay que comprarse el libro, que es todo líbido y fuego.