XExl Partido Popular seguirá ladrando desde la lejanía opositora en que los ciudadanos les han colocado en las sucesivas pruebas electorales, y vociferando victimistas desde los resquicios de poder que aún les quedan en nuestra tierra, en ayuntamientos donde lamen sus heridas quejándose de la indolencia o animadversión de la Junta de Extremadura y diputaciones, a pesar de que les están sacando las más duras castañas del fuego.

El Partido Popular seguirá echando pimienta por la boca, pero ahora más que nunca ha llegado la hora de la comunidad extremeña.

La promesa del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero , ha sido reiterada en sucesivas comparecencias dentro y fuera de nuestra región.

La voluntad del presidente del Ejecutivo extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra viene confirmada por una ilusión renovada y un refrendo extraordinario en el pasado Congreso Regional del PSOE.

Ahora, con los congresos provinciales exentos de problemas y próximamente con los locales donde no se vislumbran disensiones, ha llegado la hora de la máxima unión, de la máxima coordinación, de la actuación sistematizada para el arranque definitivo en la modernidad de Extremadura.

La decidida apuesta por una sociedad de la información, de la creación, de la inventiva renovada, del impulso juvenil, está trazada y el apoyo prometido en todas las instancias, desde la europea a la local --donde se gobierna mayoritariamente--, pasando por la nacional y regional es palpable. La serenidad que aportan "los deberes cumplidos", tanto por el horizonte de elecciones lejanas como de congresos internos terminados, dan el reposo y tranquilidad suficientes como para no preocuparse de percances e incidencias "colaterales".

Ha llegado, por tanto, la hora de trabajar sin ninguna cortapisa, sin el veneno del oponente acérrimo empozoñando decisiones, sin el estorbo de luchas intestinas; con la moral alta y el apoyo decidido y decisivo de los ciudadanos.

Estamos, no cabe dudas, de enhorabuena. Llegó nuestra hora. La de una Extremadura nueva, unida, proyectada al futuro y la modernidad, con los ladridos entorpecedores sonando sólo a lo lejos, y dando por ello aún más sosiego, más seguridad, más convencimiento de que lo mejor para nosotros está por llegar, pero llegando ya, a la vuelta de una esquina que muchas veces se nos resistió y que ahora estamos tocando con las manos.

*Historiador