Los trabajadores y trabajadoras que después de su laboral vida activa pasan a la jubilación o las personas trabajadoras que por problemas de salud pasan a ser pensionistas, lógicamente consideran esta nueva etapa de su vida como un periodo de merecido descanso.

Para ellos y ellas es el momento para disfrutar de la familia, las amistades y de las actividades que siempre se quisieron hacer pero para las que nunca tuvieron tiempo.

Y mientras en la vida laboral activa reconocen el trabajo sindical, valoran la afiliación a un sindicato y el papel que desempeñan las organizaciones sindicales en la defensa y mejora de las condiciones de trabajo, cuando aquella finaliza dan también por acabada la relación sindical, como si entre ellas existiera una relación causal.

Sin embargo, respetando y valorando la nueva realidad posterior a la etapa laboral, hay razones para mantener la afiliación a los sindicatos de clase o para acercarse a ellos si no se ha hecho antes. Así, su contribución es esencial en cuestiones tan relevantes como la defensa de servicios sociales y socio-sanitarios suficientes y de calidad, los programas de participación social y cultural, la accesibilidad en el transporte y en la edificación o la mejora de pensiones. A pesar de las indudables mejoras que desde 1977 se ha logrado con el trabajo sindical, todavía hay carencias que sólo se irán resolviendo si se demandan y defienden desde el ámbito sindical.

¿Cómo si no se hubiera llegado a plasmar la acción protectora de la atención a las situaciones de dependencia en una ley de la importancia de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia, ahora en trámite parlamentario? ¿Hubiera sido posible en Extremadura la firma del III Acuerdo de Política Social si no hubiera sido una prioridad sindical? Y qué decir del acuerdo sobre Seguridad Social, recientemente firmado, que permitirá seguir avanzando en que las pensiones sean cada vez más un instrumento de calidad de vida para los pensionistas, de cohesión social y territorial y de solidaridad intergeneracional.

Es necesario seguir desarrollando iniciativas y actividades de defensa e impulso de los derechos de las personas pensionistas y jubiladas y que éstas sigan desempeñando un papel activo en la vida sindical, que está preparada para ello gracias a la existencia de organizaciones como la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO.

Sólo tenemos que convencernos de que cuando a las personas se nos acaba la vida laboral activa, con nuestra dedicación podemos continuar contribuyendo en la construcción de ese estado de bienestar que hoy la mayoría de nuestra sociedad disfruta.

*Coordinador de la Comisión de

Pensionistas y Jubilados de CCOO