¡Ya viene el cortejo!

¡Ya se oyen los claros clarines!

La espada se anuncia con vivo reflejo.

Ya viene -oro y hierro-

El cortejo de los paladines.

Los sonoros versos de Rubén Darío anuncian, por adelantado, lo que ya se va haciendo patente desde hace unos meses: varias campañas electorales están a punto de convocarse, con cierto nerviosismo y mucho temor, antes de que el suelo tiemble otra vez debajo de los pies de los políticos de turno --como ocurrió en mayo pasado, en las elecciones Europeas-- y empiecen a caerse unos, a descolocarse otros y a llenarse de barro la mayoría de ellos. Una vez visto cómo se han desarrollado los acontecimientos en los cortos años de esta atropellada legislatura, a punto de fenecer. Muy especialmente por el sucio chapapote que ha salpicado y "ennegrecido" muchas "correas" o "cinturones" --"Gürtel" en alemán--, tarjetas de crédito, cuentas de los tesoreros y contables de los partidos, billetes de 500 euros, huidos a "paraísos fiscales" y conciencias de los gerifaltes y recaderos que hasta ahora se creían "incombustibles".

¡Ya viene el cortejo de los paladines! Se pueden ver en lontananza los corifeos de aduladores, "pelotilleros", fieles seguidores, etc. que el poeta --con la belleza de su lenguaje-- llama "paladines". Ya vienen repitiendo promesas, anunciando grandezas económicas, distribuyendo girones de esperanza; mil veces reiteradas para que se las vuelvan a creer los más ingenuos y desmemoriados. También se escuchan los ecos de los "claros clarines" con virtuales notas en las que se anuncia la superación de la crisis, el aumento de los rendimientos del capital, la creación de puestos de trabajo y otras "músicas celestiales" que solamente suenan bien a unos pocos. Solo a quienes, con esta cantinela de fondo, se inventan fraudes, engaños, abusos y cohechos para sacar los dineros públicos de la sufrida España y sumir, aún más, a miles de familias en la pobreza, en el desahucio traumático y en la desesperación, frente a un panorama que se va deteriorando más y más; mientras los felices y bien pagados "corifeos" aplauden, aclaman y repiten los "slóganes" que les han ordenado proclamar en sus sermones, obedeciendo a los verdaderos "adalides": los empresarios, banqueros, accionistas y miembros de los Consejos de Administración, en los que ya se han apoltronado los antiguos políticos y "mandamases".

También es verdad que: "La espada se anuncia con vivo reflejo". Y tomando el símbolo por su significado más amenazante, esto quiere decir que en toda Europa se han desatado las iras económicas y pronto habrá que pelear nuevas batallas contra el "déficit", contra el "bienestar" de la gente y contra los aumentos del "gasto público", que son los enemigos irreconciliables del "gran capitalismo"; fuego de avaricias en el que arden y se deshacen nuestras ilusiones y esperanzas.

COMO GENERALES del ejército combatiente --austeros y pertinaces-- viene la "Troika" de Angela Merkel, Christine Lagarde y Claude Juncker ; a la que calificaría de "Cuadriga", si añadimos un nuevo potro con Mario Draghi ; repartiéndose entre ellos el oro, y dejando el hierro para los demás.

Como hacen, a su imagen y semejanza, los "paladines" españoles, que han tomado al pie de la letra el "modelo" a seguir para estabilizar sus tropelías, a base de hundir las de los demás en la pobreza.

Los "claros clarines", gaitas y timbales anuncian una campaña ruidosa y triunfal; con "mucho ruido y pocas nueces", que dirían los castizos, para dar la justa dimensión de sus ecos y resonancias. Ya que todos sospechamos que, una vez transcurridas las diversas jornadas de votación a lo largo de los meses del verano, y conocidos sus resultados se acallarán las voces de los corifeos; se silenciarán mítines e instrumentos y volveremos a la vieja costumbre de: "donde dije digo, digo diego". Es decir: todo lo que os prometí queda en suspenso hasta nuevas elecciones; en las que os lo volveré a prometer.

Solo nos queda una esperanza para cerrar este año de aprietos y mudanzas: Que se cumplan los augurios de magos, chamanes y economistas; que cambien las mayorías legislativas y gestoras del país, y que podamos cantar villancicos y esperar a los Reyes con alegría.