Dramaturgo

Badajoz tiene una trompeta solitaria que lo mismo le toca al Madrid cuando gana que al Bar§a cuando pierde. Es lo que se llama una trompeta oportuna, tocada por un músico que dicen venido a menos desde una orquesta famosa.

La trompeta de Badajoz suena según la moneda que cae en el cesto. Así fue posible que una Nochevieja sonara bajo el balcón de una familia ultra como regalo de los nietos a su abuelo y así fue también posible que amenizara la espera ante la puerta del Teatro López de Ayala, el día del recital de los cantautores, tocando la Internacional. Las trompetas mercenarias tienen este problema, tocan según el timbre de la moneda que las motiva. En Australia un tal Morrison (que no Van ni Jimmy) tocó el Himno de la República a todo pulmón mientras los tenistas de la Copa Davis ponían cara de patriotas y estaban más firmes que una vela. Los tenistas de la Copa Davis no tienen por qué saberse el Himno de Riego ni el Himno Constitucional de España ni Paquito el chocolatero, con saber qué lugar ocupan en el candelabro y cuánto han ganado al año con sus reveses, y poner cara de patriotas, tienen bastante.

Las trompetas anunciarán el Apocalipsis, lo dijo Juan Evangelista, y Morrison en Australia le puso los pelos de punta a todos los que temen por el final de la monarquía con Letizia y a los que temen al comienzo del federalismo con Maragall. Sólo faltaba la letra, aquella de Si los curas y monjas supieran... (aunque creo que Corretja la estaba cantando por lo bajini, no se sabe si por republicano, si por culto o por chinchar a alguien) y una bandera republicana como aquella que adornaba el puentecito de Triana.