La Unión Europea celebra esta semana una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que supone la despedida de Van Rompuy , ya que cesará en sus funciones de presidente del Consejo a finales de mes. La cita de los máximos dirigentes de los 28 países tenía en su primer día una agenda centrada en la energía y el cambio climático y ahora abordan la cuestión más espinosa sobre cómo hacer compatibles las medidas de estímulo y los plazos de reducción de los déficits. Algo así como Alemania contra Francia e Italia.

La jornada del jueves estuvo centrada en las cuestiones energéticas, un área de la que será principal responsable a partir de ahora el exministro de Agricultura español Miguel Arias Cañete . Dos son las cuestiones clave que ha de afrontar la Unión Europea: los niveles de reducción de las emisiones de gases (CO2), que deberían llegar al 40% en el horizonte del 2030, y el grado de incorporación de energías renovables, que debería llegar al 27%. Unos objetivos que no se cuestionan como genéricos, pero hay países a los que les disgusta que se les pongan cuotas de obligado cumplimiento.

Otra de las cuestiones clave que se debatió en esta cumbre y que tenía especial interés para España es la interconexión energética. Se trata de conseguir que los estados puedan tener trasvases de energía que les permitan ser menos dependientes de terceros países. Uno de los casos más lacerantes es el de la península Ibérica (España y Portugal) que se halla prácticamente aislada del resto debido a que Francia no ha mostrado ningún interés por remediarlo. La interconexión peninsular apenas sobrepasa el 2% del potencial, cuando el objetivo es llegar en el 2030 a un porcentaje del 15%. En este sentido España logró el jueves un amplio apoyo para uno de sus objetivos. Ser centro de distribución de energía gasística hacia el resto de Europa, para limitar la dependencia de Rusia. El reciente conflicto de Ucrania ha puesto de manifiesto otra vez cuán vulnerable es la UE. El suministro de gas del Magreb, en especial de Argelia, del que tradicionalmente se abastece España, podría ser canalizado mediante estaciones transformadoras hacia los demás países europeos. Las infraestructuras y empresas españolas están preparadas con las inversiones necesarias para dar este salto. Parece que Europa se decidió a mirar hacia el futuro en lugar de estar pendiente, como es habitual, de lo que pasará mañana.