Si no media un giro de última hora, el Ayuntamiento de Ascó solicitará mañana que el municipio albergue el Almacén Temporal Centralizado (ATC), una instalación en la que se recogerán residuos nucleares de las centrales de toda España. Dado que el Gobierno, que es quien debe decidir el emplazamiento, ha anunciado que en ningún caso lo impondrá por la fuerza, entra dentro de lo probable que el escogido sea Ascó, debido a que ya tiene una central (Yebra no), que recibiría una generosa compensación económica. La trascendencia de asentar una instalación nuclear sobrepasa el ámbito local. Por eso, más de 60 ayuntamientos de la provincia de Tarragona han aprobado mociones contra el ATC por temor a los efectos de un hipotético accidente. La misma oposición expresan los grupos ecologistas, que solo aceptarían el almacén si el Gobierno estableciera un calendario de cierre de las centrales nucleares, circunstancia poco imaginable. El ATC es, como las cárceles y los vertederos, una instalación necesaria pero que casi nadie acepta en su jardín. Por eso es preciso que, cuando Ascó --que ya tiene dos centrales nucleares-- se ofrece, el debate de la seguridad se haga con rigor, sin alarmismos.