TDte entrada da cierto vértigo escribir sobre la enseñanza, porque la referencia que tenemos de ciertos hechos nos habla de dificultades, dudas y aun de cierto desconcierto en las personas e instituciones que en la misma intervienen:

El profesor de Matemáticas de un conocido colegio privado concertado cacereño, pide a sus alumnos que estampen su firma en una lista para que no se clausure una emisora confesional, instándoles a que pongan su DNI junto a la firma. Advertido el profesor del abuso y del fraude, este se empecina en su papel apostólico y en la clase siguiente explica a los niños el tema del aborto, que como se sabe es un tema matemático.

El padre de un niño de tres años se persona en otro colegio público al que acude su hijo, para quejarse de la instalación del Belén navideño en el aula, esgrimiendo la aconfesionalidad religiosa constitucional. La actitud del padre, según refieren, fue más allá de lo obligado en la reclamación y de lo considerado en la discrepancia, generando el incidente ansiedad en la profesora y desasosiego en el claustro profesoral, sin que sepamos, a día de hoy, qué efectos produjo en el alumno de tres años.

Si a estos casos domésticos unimos la guerra de los crucifijos que mantienen en Valladolid: --si han de estar o no en las aulas--; la guerra de los velos y las tocas de las monjas en Alemania, donde un tribunal de Leipzig ha dictaminado que "si se prohíben las prendas de vestir que simbolizan a una religión, esto tiene que afectar a todas, tanto al velo islamista como a la toca de la monja católica", y si todo eso se calienta con la resolución del Tribunal Constitucional sobre los profesores de Religión y el celo de los obispos con la ya emprendida cruzada contra la asignatura de la Ciudadanía habría que concluir que tales alborotos lastran más que estimulan la enseñanza.

La obsesión por escribir un ideario en la mente del niño solo busca el sometimiento a un credo, no la creación de un entorno tolerante, de diálogo y respeto en el que pueda crecer y desarrollarse. En esa búsqueda obsesiva bebe el desconcierto, el abuso y aún la pelea de la enseñanza, sin tener, desgraciadamente, mucho en cuenta el respeto que merece el niño.

*Licenciado en Filología