Y, por descontado, para todas las grandes empresas, que van a continuar llevando a cabo su proceso acelerado de deterioro del mundo laboral, que si no se corta por algún Alejandro Magno al modo de como éste hizo con el famoso nudo gordiano (de un tajo con su espada) nos llevará ineludiblemente a unas condiciones de trabajo que rayarán en el esclavismo. Condiciones que, para que no sea muy chocante (vivimos en el siglo XXI), llamarán puesto de trabajo circunstancial , pero que se alargará en el tiempo. Es decir, para tenerlo claro, si en Alemania hay siete millones de trabajadores en condiciones laborales sospechosas , los llamados minijobs , aquí lo serán, más pronto que tarde, casi el total de los quince millones que ahora tienen trabajo si no se modifica la norma en el trámite parlamentario.

Y el cuento de lo beneficiosa que la norma será para los autónomos no tiene mucho sentido puesto que éstos no están en condiciones de contratar de ninguna de las maneras salvo que aumente el consumo, lo que solo se conseguirá incrementando la capacidad adquisitiva (todo lo contrario de lo que promueve la reforma laboral) mediante la fluidez del crédito familiar (a lo que la Banca no parece estar muy predispuesta) y respetando el ya pésimo salario (menos de mil euros/mes) que tienen la mayor parte de los asalariados.

Me pregunto pues, ¿si, para no dar lugar a que ocurra lo que parece inevitable (un quebranto muy significativo de las condiciones de trabajo), tan difícil es no meter toda la legislación laboral en la misma ley y establecer una normativa para grandes corporaciones y gran empresa, otra para la pequeña y mediana empresa y una tercera para las microempresas y los autónomos que dejen claro sus distintas peculiaridades?

Angel Morillo Triviño **

Castuera