Ante el execrable, repugnante y cobarde atentado terrorista de las Ramblas y Cambrils, aunque todos los son, nadie duda, por ser condición humana, que el dolor es más intenso cuando más cercano, y es en esos momentos de máxima sensibilidad, de sentimientos encontrados y enfrentados, cuando nuestras instituciones, políticos, asociaciones y demás entes públicos y/o privados, colectivos o individuales, deben cuidar escrupulosamente sus manifestaciones y aparcar por un momento sus diferencias, por respeto a las víctimas, a sus familiares y amigos y por supuesto al pueblo golpeado en particular y a los pueblos libres en general. Por eso señor Joaquim Forn, Consejero de Interior del Gobierno Catalán, no hay víctimas catalanas y de nacionalidad española, pues no conozco ningún documento nacional de identidad que así lo exprese y hacer dicha separación intencionada sólo denota la maquiavélica utilización de pérdida de vidas humanas.

Uno podría preguntarse muchas cosas después de lo acontecido, por qué nuestra Policía Nacional o Guardia Civil, tiene limitadas, casi nulas, sus competencias en Cataluña, por qué tenemos que saber catalán para saber oficialmente qué ha pasado en nuestro propio país, por qué hay que pedir casi permiso para poder acudir institucionalmente a Cataluña antes estos terribles actos y varias decenas más de ellas. Por desgracia, la deriva secesionista y aquellos que han permitido y permiten impasibles la misma, nos ha llevado a estas situaciones surrealistas e impropias de un Estado. Aún así, lo más importante ahora no son esas desavenencias, que aunque imaginadas, han quedado demostradas. Ahora es tiempo de reflexionar sobre lo acontecido y buscar soluciones para que no se repita en un futuro, respetando toda creencia, por supuesto, pero sin complejos y sin miedos, con determinación, convicción y autoridad, desde la educación, la sociedad, la religión, la política, las instituciones y el Estado de Derecho, pero sobre todo con unidad, la de todos, real y Real, en los pequeños municipios, en las localidades, en las ciudades, en las regiones, en las comunidades autónomas y en todo el Estado. Contra el terror todos debemos ser uno. Solo la unión de todos sin fisuras para acabar con esta lacra podrá solucionar el problema.

* Maestro