Después de 14 años de matrimonio, un residente en la ciudad rusa de Cheliábinsk ha pedido el divorcio a su mujer. Esto, que no tendría que ser noticia de ninguna de las maneras, ha cobrado especial relevancia por las circunstancias que han rodeado la toma de esta decisión: las discrepancias de los miembros de la pareja sobre el jugador argentino Lionel Messi.

Como lo leen. La noticia la recoge el periódico Argumenti i Fakti y al parecer todo arranca de una celebración con inusitado ímpetu de la victoria de la selección de Argentina sobre Nigeria. Creo que aunque a ustedes no les guste el fútbol habrán visto las imágenes de Diego Armando Maradona en pleno éxtasis futbolístico en los palcos del estadio durante el encuentro. La albiceleste conseguía pasar a octavos de final en el Mundial de Rusia... pero entonces nuestro querido Lionel fue víctimas de las burlas de la mujer de este aficionado. La cosa fue in crescendo hasta que el hincha no pudo más, recogió sus pertenencias y se marchó de casa. En sus declaraciones tras abandonar el domicilio conyugal ha dicho: «No me pude contener y le dije todo lo que pienso sobre el guaperas de Cristiano Ronaldo, la selección portuguesa y los clubes que a ella le gustan. Cogí mis bártulos y me fui para siempre».

Me gusta la coherencia vital, pero llevar ésta a esos extremos creo que es pasarse. Lo que pudiera pensarse que fue un ‘calentón’ tuvo consecuencias graves: al día siguiente el seguidor de Messi pidió oficialmente el divorcio en el registro civil. Yo estoy con él. Prefiero la discreción de Messi y sus genialidades, que contrapongo a la chulería y suficiencia de Cristiano. Eso sí hay que reconocer que el portugués en el campo es un líder y organizador del juego.

La pareja se conoció en un bar durante los partidos del Mundial 2002, celebrado en Japón y Corea del Sur. Eran inseparables desde entonces. Es una pena que el fútbol que les unió ahora sea lo que les divide. Refrán: El fútbol no es cosa de vida o muerte. Es algo mucho más importante.