TEtl líder de la oposición no sólo está aislado políticamente en España sino que tiene unos códigos tan rígidos en su política exterior que sólo le permiten el diálogo con sus idénticos. Rehusar la entrevista ofrecida por Evo Morales , presidente electo de Bolivia en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y por mayoría absoluta, es una demostración del rechazo que tiene Mariano Rajoy a la realidad cuando ésta no se acomoda a su propio pensamiento.

El gesto de Evo Morales, al desplazarse a Madrid, sus palabras para tranquilizar a las empresas españolas presentes en Bolivia, sin renunciar a la defensa de los intereses de su patria, indican un grado de realismo político y una intención de buscar puntos de encuentro en apoyos internacionales diversos que es necio ignorar. El mismo Francisco Franco abrió las relaciones internacionales a diversos países comunistas y nunca las interrumpió con Cuba. Ahora, el líder de la derecha española, preso del irredentismo pro norteamericano de José María Aznar , le da la espalda al primer presidente constitucional indígena de Bolivia, lo que no sólo es un agravio para la comunidad india de este país sino una afrenta de la que tomarán nota los componentes de las etnias originarias de toda Latinoamérica.

La política no es el arte de la unanimidad y la monomanía salvo en los regímenes totalitarios; por el contrario se trata siempre del entendimiento y la convivencia de posiciones diversas en la búsqueda de puntos de encuentro que hagan posible la convivencia de los grupos humanos y de las naciones. Se podrá comulgar o discrepar de la ideología y los proyectos de Evo Morales, pero no poner en cuestión su legitimidad como gobernante del pueblo boliviano.

La actitud de Rajoy sólo se puede entender desde las opiniones que sobre esta cuestión se han emitido desde la fundación FAES. José María Aznar, en la sombra, amenaza con convertirse en la caricatura de un republicanismo norteamericano que agoniza entre las cenizas de Irak y ante su inmovilismo en los movimientos políticos que se están produciendo en Latinoamérica y que en Europa sólo Mariano Rajoy pretende ignorar.

*Periodista