Hasta hace poco era uno de los millones de usuarios que utilizaban Windows en su ordenador personal, quizás porque sólo conocía este sistema operativo y porque cuando me vendieron el ordenador ya venía instalado. Mis relaciones sociales, especialmente vinculadas al ciberespacio, me animaron a dar el salto a la utilización de software libre, dándole carpetazo definitivo a todo lo que se relaciona con Microsoft y pasándome radicalmente a Linux y más concretamente a Ubuntu. Después de algunas semanas de prueba y de autoaprendizaje debo confesar que no hay color y me inclino hacia el uso de este tipo de sistemas operativos, cada vez más utilizados y con una serie de prestaciones ventajosas con respecto a lo de siempre.

Esta semana la ciudad de Málaga acoge la Conferencia Internacional de Software Libre, el encuentro más importante de España y Europa en torno a las tecnologías de fuentes abiertas, o lo que es lo mismo, programas de uso libre y gratuito. Desgraciadamente el uso generalizado de este tipo de plataformas sigue siendo bajo. Es conocido por todos que Extremadura es pionera en el desarrollo de su propio sistema Linex y de toda una estrategia de difusión y promoción del uso de las nuevas tecnologías a todos los niveles. La labor realizada por nuestra región con los planes de alfabetización tecnológica, la creación y puesta en marcha de los centros del conocimiento, las diferentes plataformas educativas, sanitarias, etcétera, no sirven de mucho si no comenzamos a experimentar desde el cambio y desde el compromiso individual, cuáles son las potencialidades y el alcance del nuevo contexto con el que a buen seguro nos encontremos en un futuro inmediato. Parece lógico pensar que nuestra región va a seguir implementando nuevos usos y generando nuevos espacios virtuales para el conocimiento, que tengan como base los programas de fuentes abiertas. Y es aquí donde se me ocurre que pueden estar algunas de las oportunidades más interesantes para el devenir de esta región.