TNto es que uno esté muy versado en cuestiones económicas- a veces pensar en la simple (?) declaración de la renta me provoca mareos y algún que otro escalofrío; pero hay cosas en este mundillo económico que sin más me llevan a una desconfianza aguda. Tal como la creciente publicidad de multitud de agencias financieras que prestan dinero rápido, a un altísimo interés.

Imagino que son totalmente legales, claro, pero ¿su actuación es moral?, ¿no abusan del más débil?

Antaño, en siglos pasados, los usureros parece que eran fácilmente reconocibles, y tenían una mala fama enorme, lo que ha hecho que sean reflejados en muchas obras literarias, algunas de ellas geniales.

Hoy esa figura del viejo prestamista con barba de chivo, raída bata a cuadros y nariz ganchuda- no existe, hoy vemos alegres anuncios televisivos que entre música y sonrisas nos venden la felicidad por 6.000 euros, pero aunque cambien los formatos parece que no cambia el fondo de la cuestión: se presta a un interés tan alto que se cae en el abuso más profundo e injusto.

Nadie que no esté en una situación apurada, muy, muy apurada corre el riesgo de pedir un crédito a ese tipo de entidades.

El cliente medio que realiza esa transacción es, generalmente, de clase económicamente modesta y con el agua al cuello, personas que ven cerradas todas las puertas, que no saben dónde acudir porque los bancos y cajas, por el motivo que sea, no les dan crédito a los intereses de mercado.

Eso debe hacernos pensar, como sociedad, como ciudadanos, que hay que implementar mecanismos para que nadie caiga en estas situaciones.

Nuestras autoridades, nuestros políticos, todos ellos servidores del pueblo, deben recapacitar y caer en la cuenta de que ese pueblo, por el motivo que sea, lo pasa mal económicamente, y que a veces ni llega a fin de mes ni puede pagar sus deudas, aunque quiera hacerlo. No se trata de no pagar, esto sería Jauja, sino de ver en qué forma se les ayuda a pagar.

Estoy seguro de que hay mecanismos para ello, todo consiste en que los especialistas del ramo le pongan interés y creatividad. Que hagan un poquito de ingeniería financiera, pero en este caso y para variar, propiciando el bienestar de los más pobres. Seguro que muchos les votarán para el Nobel, yo el primero.

*Sociólogo