TCtuando hace ya treinta años, derribada la oscura dictadura de Salazar tras un golpe incruento del pueblo y los militares democráticos, los portugueses votaron por primera vez en libertad, se comían al mundo con sus utopías. Aquello iba a ser la revolución socialista realizada desde abajo, con nacionalizaciones de empresas industriales y de servicios y ocupaciones de tierra. Todo ello gestionado colectivamente, avalado por el propio Consejo de la Revolución de unos militares inusuales en su historia contemporánea y unos políticos masivamente apoyados en sus planteamientos más que progresistas.

Enseguida vinieron las rebajas y se fue deshaciendo la madeja de los sueños. Portugal fue cayendo en la crisis no sólo ideológica, política y social sino también económica e incluso de identidad. De ahí que año tras año hayan ido enroscándose en el propio pesimismo de un pueblo siempre perseguido por la saudade .

Sin embargo, el portugués es, al mismo tiempo, un ser colectivo capaz de revivir sobre las propias cenizas de su derrotismo.

Capaz de alzarse con nuevos proyectos, con nuevas utopías, con otros sueños que les rejuvenecen y le invitan a plantarle cara a la vida, como un Sísifo que sube la montaña y esta vez, la última, la próxima vez, está convencido de que ha llegado su hora verdadera.

Acaban ahora mismo de celebrar elecciones legislativas y por primera vez el partido socialista ha sacado la mayoría absoluta de los diputados. Al mismo tiempo, los otros dos partidos fundamentales de izquierda, el Comunista (integrado en la coalición CDU) y el Bloque, han subido notablemente de representación. También el presidente de la República, Jorge Sampaio, ha sido un destacado dirigente socialista. O sea, nunca la izquierda ha concentrado tanta representación, tanto respaldo, tantas posibilidades de actuación. La situación económica del país es lamentable y la laboral muy crítica. Pero aún por peores momentos ha pasado este pueblo sufrido, trabajador y con coraje. Es por ello posible que encaren una nueva utopía, un nuevo despertar, otro sueño que esta vez sí se haga realidad, impulsando el avance social y económico que se merecen y por el que tanto han luchado y luchan a pesar de las adversidades.

*Historiador y concejal socialista en el Ayuntamiento de Badajoz