Con la llegada del verano miles de españoles se preparan para poder disfrutar de sus merecidas vacaciones dentro y fuera de la Península.

A lo largo de toda la historia, el lujo de irse de vacaciones era considerado como un capricho de la clase privilegiada. Sin embargo, en el año 1931, con la Segunda República, se aprobó la ley del contrato de trabajo, que prometía a todos los obreros unas jornadas de trabajo de 40 horas semanales y un permiso anual retribuido de siete días. Desgraciadamente, la guerra civil y la segunda guerra mundial pararon este progreso y el verdadero boom turístico de la clase media no se llegaría a producir hasta la época de los años 60.

A pesar de ello, el paro, la pérdida de poder adquisitivo y la aparición de los minijobs han logrado que, poco a poco, las vacaciones vuelvan a verse como algo que solo los privilegiados o los ricos pueden hacer. Hoy en día, muchas personas de nuestro país están dispuestas a trabajar horas extras no pagadas en condiciones precarias para conservar un trabajo que no llega a ser mileurista.

Nuestros abuelos lucharon por unos derechos que nos han vuelto a robar.

REFUGIADOS

Un salvavidas contra la hipocresía

Yosef Bakali

Barcelona

Otro año en el que el Mediterráneo es la tumba de miles de personas que se juegan sus vidas y las de sus hijos en busca de un presente y un futuro digno.

El año pasado, 5.000 refugiados murieron en el mar. Hombres, mujeres, niños. Todos ellos víctimas de la hipocresía de los mandatarios europeos, que lloraron la muerte del pequeño Aylan porque falleció a las puertas de Europa, pero que se quedan de brazos cruzados ante un genocidio en el Mediterráneo del que son cómplices, con sus silencios o con sus grandes discursos que jamás llevan a la práctica.

Y no es solo por esa ayuda humanitaria que nunca llega, aunque se comprometieron a darla, sino que cuando los refugiados -muy pocos- llegan por fin a la tierra prometida se encuentran con que los encierran en grandes campamentos en los que siguen sufriendo el frío y el hambre. Eso en la misma Europa que no tiene ningún rubor en tratar como mercancía a las personas, y que por el precio de 6.000 millones de euros dan la espalda a un problema humanitario de dimensiones gigantescas.

Ante esto, los refugiados nos necesitan, necesitan que lancemos un salvavidas contra la hipocresía de nuestros mandatarios, necesitan de nuestra solidaridad.

MEMORIA HISTÓRICA

Las Trece Rosas

Ximo Estal

Sagunto

El 5 de agosto de 1939, 13 jóvenes de entre 18 y 29 años fueron fusiladas por las tropas golpistas de Franco. La guerra había terminado hacía poco.

Nueve de ellas eran menores de edad, puesto que en ese momento la mayoría estaba establecida en los 21 años. Su delito fue defender la República, la libertad y la igualdad y pertenecer a la juventudes socialistas unificadas.

Pero qué se podía esperar de gente como el general Queipo de Llano, que decía: «A las mujeres republicanas hay que violarlas a todas y después asesinarlas».

Por cierto, pese a la ley de memoria histórica, siete calles de España todavía llevan su nombre. Triste, pero por eso creo que es el momento de recordar con más fuerza a estas Rosas.