TAtquí se va hasta el gato (y pobre del gato que no tenga destino porque huele a abandono en gasolinera). Se va Sardá , se va el Madrid de gira, se marchan los Reyes a Palma, y se quedan en las ciudades los alumnos y alumnas en prácticas de periodismo buscando reportajes. Hubo un tiempo en el que Badajoz en agosto daba escasos reportajes: cómo se fabricaba el hielo. Número de semáforos que había en la ciudad. Fuentes públicas con el agua más fresquita. Etcétera. El aprendiz de periodista salía a la calle bajo un sol de justicia con la cámara o el micrófono en mano buscando la noticia. Mi amigo Gopegui hizo un reportaje sobre cómo dormían los pacenses en las terrazas y balcones que casi gana un Putlizer. Ahora Badajoz en agosto es otra cosa. Para empezar, hay Trofeo Ibérico y la liga empieza a finales de mes. El Corte Inglés no cierra y ofrece todo un muestrario de posibles reportajes. Las piscinas se han multiplicado por cien (contando las privadas) y los escaparates lucen ya la moda otoño-invierno. Si a esto añadimos una floreciente jet-corazón-couché (el otro día vi por la calle a una de Gran Hermano) y las actividades del parque de Castelar, el aprendiz que no saque provecho, no tiene sitio en el oficio. Y si nos extendemos a la provincia o a la región, qué quieren que les diga: El Festival de Mérida estrena obras con Lucía Bosé madre, Antonio Canales o Pepe Viyuela . Alcántara abre el telón, lo mismo que Alburquerque y así tropecientos lugares. Las vacaciones empiezan a tomar un cariz psicológico importante y tratan más de descanso mental que de descanso en la playa. Igual es cosa de las carteras, el euro y tal. Pero son vacaciones ¡qué caray!

*Dramaturgo y directordel consorcio López de Ayala