TEtn un mundo donde los valores brillan por su ausencia, no es de extrañar que, aquellos personajes públicos que debían dar ejemplo con su comportamiento diario y convertirse en auténticos espejos éticos donde mirarnos los ciudadanos de a pie, resulta que son muchos de ellos verdaderas antípodas de la vergüenza, la lógica, el honor o la verdad.

Sin ir más lejos, hay un personaje que llama la atención por la desfachatez con que nos tiene acostumbrado en muchas de sus actuaciones públicas. Nos referimos a Trillo, ministro de Defensa, paladín del donde "dije digo, dijo Diego" y especialista en meter la pata hablando o pensando. Lo peor no son sus errores mayúsculos, sino la jeta con que se quiere escapar de responsabilidades sin pedir nunca disculpas. Basándonos en ese ejemplo de ausencia de valores en el mundo político, ¿cómo aún algunos de su equipo pretenden dar lecciones de vergüenza política teniendo estos mimbres en su propio cesto?

¡País de valores bajo cero vendido con hipocresía!

*Profesor