Vaya por delante que los debates sobre el estado de la región sirven para poco, si acaso para 'carnaza' de políticos y periodistas que más tarde cocinan en la parrilla mediática. La gente anda metida en otras cosas, máxime ahora con los calores de verano, y se fija en los titulares o los comentarios que les llegan a través de los medios o las redes sociales. Sin embargo, la cita tiene gran trascendencia, entre otras cosas porque permite hacer balance del año de gobierno transcurrido; muestra las estrategias que tiene en mente la persona que dirige la región; y, por último, miden el clima político que se respira en Extremadura.

De esta manera, ya sabemos que Vara quiere apostar por la economía verde, un mensaje tan novedoso como arriesgado, que habrá que darle tiempo y recorrido para ver su desarrollo. Ante la novedad cabe el aplauso, la crítica o incluso la burla, pero visto que el PP finalmente aprobó esta nueva estrategia para Extremadura, ahora todo ello deberá traducirse en políticas activas de empleo, nuevos ciclos de formación profesional y actuaciones transversales que permitan incorporar esta nueva vertiente económica al día a día de la Junta de Extremadura. Los grandes aciertos empiezan a veces por un punto de inflexión; cuando no se disponen de recursos hay que darle a la cabeza. La época de conejos en la chistera pasó, entre otras cosas porque no valen de nada si, al final, todo el mundo entiende que son trucos de magia para distraer a los espectadores.

Vara salió airoso del debate. El primer día, con la lectura de su discurso, estuvo tedioso e incluso aburrido. Sin embargo, en la segunda jornada mantuvo el tipo ante los ataques del resto. Su estrategia de contestar a toda la oposición a la vez y no uno por uno, situando al popular Monago y al podemista Jaén en el mismo escalafón, le permitió situarse en una posición centralista dentro del espectro político de la región. Buscado con toda la intención, el líder del PSOE llegó a reconocer desde la tribuna que si al principio de su mandato creyó que sólo era posible pactar hacia la izquierda con Podemos, con los meses se dio cuenta de que también cabían puntos de encuentro con la derecha del PP, lo que le permite a él sin decirlo ocupar la centralidad y gobernar en minoría.

Hay que tener en cuenta el contexto de la región. Con una Extremadura semi intervenida por Montoro, un lastre económico de primer orden y unos presupuestos pactados in extremis con el PP, poco balance, sino recuperación de políticas sociales, se puede presentar a la Cámara. Acudir al Parlamento con los bolsillos llenos lo hace cualquiera, ir de vacío y no salir esquilmado es donde radica el acierto.

Monago estuvo bien, aunque tuvo que compartir el papel castigador con Jaén, a lo cual no está acostumbrado. El líder del PP combinó dos facetas: la de conciliador en su primera parte (que tanto éxito electoral le está dando desde el pacto presupuestario para acá) y la de rompedor en su segunda (más propia de su personalidad política). Junto con el resto de partidos, incluida Victoria Domínguez de Ciudadanos, pidió un cambio de gobierno, eso que no debe solicitarse de forma abierta y explícita en un Parlamento. Si hay algo que reafirma a un consejero es que se pida su cese desde la oposición. Si había alguna duda, confirmado en ese momento.

El caso es que el presidente extremeño pasó el trago, lo cual no deja de ser quitarse un peso de encima. En un contexto socialista a la baja como consecuencia de la situación nacional, habiendo perdido no olvidemos las generales hace sólo tres semanas, Vara pasa el examen por los pelos, lo que le permite ganar tiempo y tener por delante todo un año de actuaciones y, quién sabe, quizás de mejoras. No en vano tiene a Podemos y al PP para negociar, por la izquierda y por la derecha. ¿Una nueva forma de gobernar?