WDw ebía durar 100 años y no llegó ni a 30,pero en esas décadas, el muro de Berlín fue el símbolo de una Alemania y de una Europa partida en dos y la metáfora de un mundo bipolar regido por el pánico a una guerra nuclear. Su caída, inesperada y desconcertante, hace hoy 20 años, puso fin a toda aquella arquitectura que fue fruto del reparto del mundo en zonas de influencia al final de la segunda guerra mundial.

Actualmente ya hay toda una generación adulta de alemanes, orientales y occidentales, que han nacido en un país reunificado. Estados que formaban parte del bloque comunista viven hoy en democracia y son miembros, más o menos convencidos, de la Unión Europea. El mundo ya no es bipolar. Hay una única potencia, sí, pero en un mundo cada vez más multipolar que ve cómo países que en aquel 1989 pertenecían al tercer mundo son hoy potencias emergentes.

En 1990, durante la primera campañaelectoral después de la reunificación, el entonces canciller Helmut Kohl, anunció que el Este de Alemania vería "paisajes florecientes". Sus predicciones se cumplieron solo a medias y en vez de disfrutar de un presente luminoso, muchos alemanes del Este cultivan la Ostalgie, la nostalgia por un pasado gris, pero donde todo en la vida estaba asegurado.

No solo los alemanes orientales están decepcionados por los resultados de la caída del Muro. La guerra fría deglutió enormes cantidades de dinero y de energía. Aquel acontecimiento histórico hacía prever que, desaparecido aquel duelo mundial, había llegado la hora de dedicar aquellos recursos a otras causas más urgentes, como la lucha contra la pobreza o la construcción de un nuevoorden basado en el respeto de los derechos y las libertades.

Hubo quien, tras la caída del Muro, anunció el fin de la historia, y hubo quien se lo creyó, pero la historia ha continuado y otros peligros y otros muros se han alzado. El comunismo ya no amenaza a nadie, pero sí el terrorismo internacional. Y una crisis global que hunde sus raíces en aquella caída del Muro, por lo que suponía de victoria apabullante del capitalismo sobre el comunismo. La arrogancia exultante del sistema que ganó la guerra fría lo hizo incuestionable hasta que hace algo más de un año se demostró de manera catastrófica para muchos sus límites y capacidad corrosiva.

Cabía esperar que en estos 20 años el mundo se hubiera hecho más sabio.