TLto que está sucediendo en la calle San Pedro de Alcántara de Cáceres ha vuelto a poner de manifiesto la incapacidad de las instituciones a la hora de agilizar los trámites de la burocracia administrativa. Que las obras de peatonalización supondrán un empuje para una de las áreas comerciales más importantes de la capital parece indudable, que los comerciantes llevaban décadas reclamando esta actuación es evidente, pero lo que cabe preguntarse es si esta obra debería haberse iniciado antes --o después--, para evitar, a toda costa, que su ejecución coincidiera con la campaña de Navidad, que está a la vuelta de la esquina. Y, por tanto, si la administración debiera haber velado para que así fuera.

Hay comerciantes que aseguran que el desarrollo de estos trabajos conllevará para sus negocios más pérdidas que los tres años más duros de la crisis económica. Exagerado o no, lo que está claro es que el ayuntamiento deberá arbitrar todos los mecanismos necesarios que tenga a su alcance para impedir que la campaña navideña resienta las ventas de uno de los sectores claves de la economía local. Ahora, más que nunca, el equipo de gobierno tiene que ejercer con tino y delicadeza este asunto, mimar a los comerciantes y poner al alcance de su mano todas las ventajas para que, pese a las obras, los clientes no dejen de acudir a sus negocios. Lo contrario sería desastroso.

XQUE EL COMERCIOx es vital para la capital cacereña lo pone de manifiesto, sin ir más lejos, un estudio que se elaboró en febrero de 2013 desde el Departamento de Análisis Territorial de la Diputación Provincial de Cáceres, que ya dejaba claras las bondades de un sector tan pujante para una economía tanto local, como comarcal y regional, pero que, a todas luces, se había visto sometido a diversos procesos de agonía latente arrastrados desde finales del pasado siglo XX.

Remarca ese estudio que Cáceres, al ser la capital de provincia, actúa como foco atrayente de parte de la población, en su mayoría estudiantes, desplazamientos desde pueblos cercanos por los servicios en materia de comercio que ofrece la ciudad, y si a esto le unimos los servicios sanitarios, los desplazamientos aumentan en cuanto al número de poblaciones desde donde se producen.

De ahí el hecho de que el comercio tradicional, minorista en su conjunto, sea indiscutiblemente necesario. El estudio de la institución provincial advierte también de cómo el comercio, por culpa de los distintos procesos salidos de las más puras especulaciones urbanísticas y comerciales de los últimos años (fundamentalmente los previos a la actual coyuntura económica), han llevado a "la deriva agonizante" no sólo a los establecimientos comerciales en su conjunto, sino también a los espacios geográficos donde se ubican.

Incide igualmente el trabajo de la diputación en que desde la década de los 80 se viene produciendo una paulatina reducción en el comercio tradicional minorista en Cáceres. Desde la antigüedad, los comerciantes han sido el grupo más numeroso, sin embargo, su presencia experimentó un descenso proporcional pasando del 32,29% al 27,13% respecto al total de licencias, suponiendo un retroceso importante en relación al número de habitantes/comercios minoristas, detectándose una importante reducción en el comercio minorista destinado a productos alimenticios.

XCON ESTOSx mimbres parece claro que la estrategia municipal de potenciar el comercio es positiva. Fue en el mes de mayo cuando el Gobierno de Extremadura anunció que destinaba 1,7 millones de euros para peatonalizar la calle San Pedro de Alcántara y remodelar el Mercado de Abastos de la Ronda del Carmen con el objetivo de impulsar el pequeño y mediano comercio y el turismo. Son sectores fundamentales para una ciudad apenas industrializada y que tiene en el comercio y en el turismo las dos bazas fundamentales para sostener su tejido económico.

La peatonalización de San Pedro de Alcántara es una de las actuaciones de mayor envergadura de la legislatura que termina, con un plazo de ejecución de seis meses y un presupuesto de 650.000 euros. El proyecto contempla una calzada central de granito negro y dos aceras a los laterales, a la misma altura, de cinco metros y medio, así como 10 farolas a dos alturas, dos zonas de descanso al inicio y al final y 18 perales chinos y 10 laureles, y se aprovechará para realizar obras en la red de abastecimiento y saneamiento. La obra está afectando a las calles Motril, Santa Joaquina de Vedruna, Obispo Ciriaco Benavente y Clemente Sánchez Ramos, que invertirán su sentido del tráfico.

El gobierno municipal ha insistido en que la obra coincidirá en tiempo con la realización del aparcamiento de Primo de Rivera, que aún no ha comenzado. Hasta la finalización de todos estos trabajos, probablemente la queja de vecinos y comerciantes publicada por este periódico el viernes pasado no será la última. Por eso son buenas tres cosas. La primera, y más importante, hay que velar por el comercio. La segunda, insistir en garantizar que la campaña de Navidad no se vea mermada en absoluto. ¿Y la tercera?, pues que los concejales responsables de Comercio y de Obras, hasta ahora ausentes al menos de luces y taquígrafos, salgan a la palestra, convenzan a los empresarios, los tranquilicen, les expliquen que esta actuación les beneficiará... en fin, esas cosas que también deben hacer los concejales más allá de cobrar un sueldo a fin de mes.