Y otra vez el verano se tiñó de sangre. De terror en una plácida tarde de agosto, esta vez en Barcelona y Cambrils como antes pasó en Niza, en primavera en Londres y en Navidades en Berlín. Veo imágenes y me indigno. ¿Para qué tanto dolor? ¿Por qué causar tanto horror? Nos ha tocado vivir una época de la Historia que recordarán nuestros hijos por la sinrazón del terrorismo, sin que sepamos explicarles muy bien por qué quieren matarnos. Porque todos somos objetivo, mientras se repite esa escena, como una película de terror, de cuerpos tirados en el asfalto, policías y pánico en los rostros.

Luego las declaraciones políticas, las investigaciones, los culpables, los entierros… Entiendo con difucultad que la vida para otros no vale nada, pero me resulta aún más complicado asumir que tengamos que convivir con la barbarie de los atentados como si formaran parte de un guión que esos criminales nos quieren marcar.

No van a vencernos. Nos harán daño, como esta vez, pero no podrán con nosotros. Porque somos más fuertes. Acabarán abatidos o entre rejas y pagarán sus delitos el resto de su existencia. Somos un país grande, orgulloso de su modo de vida, rico en comunidades autónomas y Barcelona, como lo es Madrid, respira vida, esa con la que no van a acabar nunca una panda de malhechores indeseables, amparados en no sé qué convicciones que solo tienen como fin matar al prójimo.

Lo siento por la comunidad magrebí. Es una minoría radicalizada la que rompe el objetivo de la convivencia, el anhelo de una sociedad tolerante como la española que tanto les ha dado para avanzar en políticas positivas de acogida y oportunidades para salir de sus países. Por eso hay que llamar a esa misma serenidad, a no intoxicarnos con el odio gratuito, aunque alguien debió ver algo, intuir que una tragedia así podría ocurrir.

Un atentado tan grave no se prepara en dos días. Mi admiración para quienes trabajan en la ardua tarea de jugarse la vida y atender a los heridos. El verano vuelve a tener colores rojos, negros de lazos. No se dejen vencer por el miedo y salgan a la calle, aquí, en Barcelona o Cambrils. Vamos a ganarles y lo saben. Todos con Cataluña.H

* Periodista