TLtos científicos Ginés Morata y Peter Lawrence han sido galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación por sus estudios sobre la formación de células en el cuerpo humano. Tras conocerse el veredicto he escuchado en la radio cómo Carles Francino le retaba a explicar en un minuto el trabajo por el que ha sido premiado. Le han sobrado treinta segundos, lo que le convierte en firme candidato para conseguir el próximo año el Príncipe de Asturias de Comunicación.

Cuenta Ginés Morata que él y su colega estudian cómo estamos construidos los seres vivos y cuáles son los procesos que llevan a algunos animales, como la salamandra, a regenerar partes de su cuerpo mientras otras especies, como la humana, es incapaz de hacerlo a pesar de tener los mismos genes que aquélla. Así se lo he explicado a mi hijo, que tiene ocho años: "O sea, que si un día me corto el pito me volverá a salir...", me ha dicho, y aunque he tenido que explicarle que aún están trabajando en ello y que proteja convenientemente lo suyo por si las investigaciones no concluyen a tiempo, he podido comprender que lo ha entendido perfectamente.

Ginés Morata pertenece a ese ejército de individuos que trabajan por lo que de verdad importa y que, sin embargo, difícilmente consiguen abrirse hueco fuera de los ámbitos especializados para alcanzar la relevancia social que merecerían. Su trabajo se desenvuelve en el discreto escenario de un laboratorio, lejos del glamour insustancial que atrae los focos, y lo emprenden con ese afán aventurero de quien se lanza a la conquista de una tierra que intuye pero que no sabe a ciencia cierta si llegará a alcanzar jamás. Es posible que un día veamos cómo una persona ve regenerar su miembro amputado gracias al trabajo de científicos como él, y quizás entonces sólo lleguemos a tiempo de poner su nombre en la placa de una calle o de un hospital, porque entender la vida lleva su tiempo.

Por eso hay que valorar a un jurado como el de los Premios Príncipe de Asturias porque nos permite, al menos por un día, poner cara a personajes de esta categoría y manifestarles nuestra admiración y gratitud por sus empeños. Quizás el día en que Morata y Lawrence lleguen a desvelar definitivamente el misterioso mecanismo de la construcción de los cuerpos, también lleguemos a comprender la tara de una especie que invierte mucho más en investigar cómo destruirlos.

*Periodista