La política exterior del Gobierno Zapatero es un suma y sigue donde se impone la impronta del presidente, y el seguidísmo, antes de Moratinos y ahora de Trinidad Jiménez . Lo de esta señora es para enmarcar, porque nadie podía sospechar el cúmulo de errores cometidos en el escaso tiempo que lleva al frente del ministerio, haciendo cierto aquello de Alguien vendrá que bueno a Moratinos le hará .

La ministra se estrenó en la UE proponiendo el fin a la posición común en las relaciones con Cuba ante los innegables progresos de la dictadura castrista. La carcajada de Europa aún resuena en los foros internacionales. Tal vez doña Trinidad necesite rabos de pasas contra el olvido hacia una disidencia, la cubana, perseguida, encarcelada, y enviada al exilio por los Castro .

Otra de las meteduras de pata de Jiménez fue cuando su homólogo, el marroquí Taieb Fassi-Fihri , nos humilló, criticando el trabajo de los periodistas españoles que tratan los asuntos saharauis en la rueda de prensa conjunta, celebrada en Madrid. Jiménez, ni intervino ni defendió a los periodistas españoles, colgada de su sonrisa, ausente, porque si al dictador caribeño se le bendicen sus desmanes, no iba a ser menos el sultán de Marruecos.

Actualmente las relaciones con Marruecos pasan porque es un mercado de enormes posibilidades. Su PIB creció un 4,4 por ciento en 2009, y tiene una población de 30 millones. Siendo uno de los primeros destinos de las exportaciones españolas, Marruecos acoge a 800 empresas españolas en sectores como turismo, banca, telecomunicaciones, energía, sanitarios, suministro de agua, confección y petróleo, entre otros.

A pesar de los intereses económicos de España en Marruecos, y a pesar que Marruecos tiene a España cogida por Ceuta y Melilla, al pueblo saharaui le debemos nuestro respeto y nuestro incansable esfuerzo en todos los frentes internacionales y bilaterales. La masacre que el sultanato marroquí está haciendo con los saharauis nos hace cómplices, por acción u omisión. Demostrando a la comunidad internacional que no somos fiables y que nuestros compromisos son los del tío Gilito: dinero, dinero y dinero.