No me alegra la dimisión de Cristina Cifuentes (no padezco ‘Schadenfreude’, o como se diga), pero menos me alegra que la Asamblea madrileña le haya permitido que dimita, ya que la obligación de la oposición era forzar, mediante moción de censura, su destitución. La diferencia entre lo uno y lo otro es que la Comunidad de Madrid sigue gobernada por el Partido Popular, y ya decidirá Mariano Rajoy quién la preside.

Pero la diferencia es responsabilidad de Ciudadanos por negarse a una moción de censura que habría dejado a Cifuentes fuera de la política y al PP en la oposición. Falta por saber qué será ahora de Cifuentes, aunque cabe temer lo peor, pues Cifuentes lleva en política desde los 16 años y ni la falsificación de un título académico ni el robo en un supermercado (lo de cleptómana sería una circunstancia atenuante, en tanto que enfermedad) van a poder con semejante trayectoria: Cifuentes es una criatura política. En cuanto a su partido, es obvio que sale reforzado de una dimisión cuyas causas, o más bien sus nombres, están en el propio partido, menciónese a Ignacio González y sus amenazas, por ejemplo: «Hay vídeos por salir», ha dicho.

Pero lo importante está en Ciudadanos y en su temor a ejecutar actos de gobierno, como habría sido esta moción de censura, sumándose a ella. Hay que empezar a gobernar antes de gobernar, y la moción de censura en la Comunidad de Madrid habría despejado muchas dudas sobre las sospechas del miedo de Ciudadanos a gobernar, siendo el partido llamado a hacerlo a partir de las próximas elecciones, según los sondeos. Es incompresible su apoyo al Partido Popular, exigiéndole únicamente a alguien que sustituyera a Cifuentes. Cualquiera. ¿Por qué no alguien de Ciudadanos? En absoluto: Ciudadanos prefiere ‘compartir’ antes que gobernar.

Insisto: no me alegra la dimisión de Cifuentes. E insisto: tampoco me alegra la pasividad de Ciudadanos, su indolencia política. Es miserable que a la presidenta de la Comunidad de Madrid la hayan ‘despresientado’ los propios. ¿Pero qué decir de quienes han consentido que dimita, solo eso, que dimita? La vergüenza.