El sistema electoral de España es terriblemente injusto, por más que nuestra Constitución recoja y propugne la igualdad entre todos los españoles. Porque por mucho que nos enorgullezcamos de votar a tal o cual para que sea nuestro Presidente, en realidad no es así; a no ser que votes en Madrid, donde en la mayoría de los casos los partidos ponen a su cabeza de lista nacional. En las autonómicas es similar, aunque la probabilidad de que se vote al futuro Presidente o Presidenta aumenta considerablemente.

Ayer se celebraron las esperadas elecciones en Cataluña; y resultados aparte, porque ya se hablará de ellos durante semanas; la decencia política ha estado ausente durante gran parte de la campaña. Desde los partidos a favor de la independencia se ha construido un mensaje difuso, dotándolas de un carácter plebiscitarias que no tienen; además de alejar la posibilidad de que los catalanes que se decantaron por la lista de la izquierda republicana de ERC y los conservadores burgueses de CDC pudieran votar una lista encabezada por el candidato real a la Generalitat, porque por mucho empeño y mucha carga ideológico-separatista con que se carguen los mensajes, para eso han sido las elecciones.

Vergonzosamente descarado, y un insulto a la ciudadanía. Porque no es sensato que quien opta a una reelección construya su lista electoral en función de sus intereses, y éstos, por muchas veces que se haya repetido la palabra independencia, tenían uno más importante: disimular las vergüenzas de Artur Mas; sacándole de la primera línea durante la campaña, para así evitar que tuviera que dar explicaciones por su nefasta gestión como President, y para que los flagrantes casos de corrupción que no dejan de aparecer en su partido día tras día, quedasen ocultos tras el velo de la supuesta libertad. Escurrir el bulto en vez de dar la cara, como buen español.