WLw a decisión adoptada por el PSOE de que el presidente de la Junta, en calidad de tal, se reúna con el alcalde de Cáceres para tratar de resolver la ´operación Corte Inglés´ debe ser entendida como un intento de encauzar un asunto que, en los últimos días, ha tenido a los ciudadanos perplejos por las decisiones poco meditadas que, por serlo, cambiaban en cuestión de horas.

Esta reunión --sobre la que no hay fecha, aunque no sea la fecha el elemento más significativo-- es importante porque es decisiva: no queda margen para el error. Ni Rodríguez Ibarra ni Saponi pueden fallar. Y fallar sería que el asunto volviera al pantano de las declaraciones cruzadas, de las invectivas, de las descalificaciones. Ese tiempo debería haberse acabado ya porque los cacereños no podrían entenderlo. Quizás lo positivo de haber llegado hasta aquí con este tema es que ambos políticos están abocados al acuerdo.

En estas mismas páginas se informa de que existen otras fórmulas --incluido aprobar el convenio actual y corregir lo que haya que corregir cuando a la Junta le llegue el expediente-- para que lo importante no se frustre, que es la implantación de un centro comercial cuya capacidad de dinamizar una ciudad como Cáceres nadie pone en duda.

La posición de la concejal y diputada María Fernanda Sánchez, dispuesta a dimitir si no se lograba un acuerdo, ha debido servir de aldabonazo y hacer reaccionar a los dirigentes socialistas, para quienes les hubiera resultado difícil gestionar una posición que rezumaba sensatez y que era entendida por los electores.