Migrar, emigrar, inmigrar por tierra o por mar, en la actualidad, es la antípoda de un periplo de placer, o del establecerse y perseverar.

Oleadas de números bailan entre carreteras, océanos, fronteras, guerras civiles, caravanas a pie por desiertos o ríos, hambruna, sed, sueños, campos de refugiados sin fecha de caducidad, polvo, horror, y valor. Y qué valor.

Al siguiente día, la numeración ha aumentado para los miles y miles que ni tienen derecho a viajar ni a permanecer. Sucede a la mañana que le sigue a semejante atroz anochecer, exactamente lo mismo.

Qué será lo que entre todos y tantos se está haciendo tan mal, y en qué consiste lo razonable, escasa y medianamente bien hecho.

bandas de música

Medalla de Extremadura

Carlos Francisco Ponce

Llerena

La Federación Extremeña de Bandas de Música ha sido acreedora de la Medalla de Extremadura, un galardón tan merecido como compartido y que debemos a la propuesta que realizó la Mancomunidad de Llerena, a la que se sumaron no pocos municipios e instituciones. Gracias a ellos, la Mancomunidad de Llerena y por supuesto, al la Junta de Extremadura que se hizo eco de la propuesta.

Son más de sesenta Bandas federadas, repartidas por toda la región, más de tres mil músicos los que las componen, ayuntamientos o instituciones las que las soportan, miles de familias las que alientan. De todos es esta Medalla de Extremadura.

De quienes hacen de su vocación, su profesión. De los que hacen de su pasión, ese «veneno» que le hace llenar de notas, de armonías, de melodías, las calles, las plazas, los teatros de nuestra región.

De quienes, día a día, en las aulas de ensayo, en las Escuelas de Música, se enfrentan cada día a una partitura, con la ilusión de quien estrena, con miedo y respeto, pero sabiéndose arropado por el compañero. Músico de todas las edades, de todos los estratos sociales, de toda condición unidos bajo la misma pasión.

De ayuntamientos pequeños o mediano, que a pesar de su despoblamiento, mantienen su escuela, su banda. De ciudades, de instituciones y asociaciones que saben encauzar esa pasión, que a pesar de temporales y de presupuestos, mantiene vivo ese compromiso y anteponen la educación, la música, a otros gastos, tal vez necesarios, pero nunca tan efectivos.

De esas familias que, seguramente, con esfuerzo, compraron aquel instrumento musical, no sin sacrificio, pero que se han convertido, con su esfuerzo y compromiso, en baluartes de la música en nuestra región.

De aquellos profesionales, al frente de nuestras bandas, que con paciencia infinita, hacen repetir, a golpe de batuta, un pentagrama tras otros hasta que suena melodioso y armónico.

De los que disfrutamos de sus actuaciones, en conciertos, pasacalles, procesiones, desfiles… que con envidia contenida, les vemos leer sus partituras y llenas de notas nuestros aires de Extremadura.

De la Federación, de su junta directiva encabezada por Pedro Jose García Moreno, que aglutina intereses y trabaja por la difusión de nuestras bandas, que coordina y organiza, que vela y dirige su esfuerzo a cada una de las bandas, a cada uno de los músicos.

De todos ellos es esta Medalla de Extremadura; de todos es este reconocimiento, a todos debe llenarles de orgullo, a todos debe comprometer en la defensa e impulso de las Bandas de Música, a todos los rincones de Extremadura llegará este premio, al esfuerzo, al sacrificio, al tesón, al trabajo, al amor por la música.

Enhorabuena a quienes se sienten participes de este reconocimiento.