Los últimos en enterarse en Cáceres de que ya pasaron las elecciones locales y autonómicas han sido los autobuses urbanos. Son un poco despistados estos autobuses de Cáceres, que hasta hace pocos días llevaban -quizá alguno todavía lleve- pegados en sus costillares y en sus pompis los retratos de campaña electoral, ya un poco pasados por el color sepia que deja marcada la intemperie, de algunos de nuestros políticos locales.

Ayer mismo se paseaba en autobús la neófita alcaldesa Carmen Heras, como doña Manuela de Fora en ´Arroz y tartana´, refregando, cual ostentosa presumida, su carita pre-electoral a las tristes caras pos-electorales de los incondicionales y decepcionados votantes del PP.

Podíamos ver pegado a la roja chapa lateral de algunos autobuses el rostro del huido exalcalde José María Saponi, a quien el roce del aire de las calles de Cáceres aún no le había despegado la sonrisa de la boca, y seguía el hombre mirando a los transeúntes mostrando unos vivarachos labios en cierto modo compungidos, como los que ponen los que ríen por no llorar.

A veces los autobuses de Heras y Saponi se cruzaban, y se paraban; y la cara de la alcaldesa quedaba mirando a la del exalcalde, muy cerquita; y si tu imaginación se disparaba, podías pensar cualquier cosa. Yo, por ejemplo, pensaba que la in le decía al ex: "Chincha rabiña que tengo una piña con muchos piñones y tú no los comes". Debe ser que soy poco romántico.

También veíamos pasar ante nosotros algunos autobuses que aireaban la cóncava cara de Felipe Vela, ese rostro de hombre renacentista del siglo XXI, que pretende hacer de Cáceres la Florencia de España. Si a Vela le salen las cuentas, puede que las próximas elecciones veamos las caras de los políticos por la ciudad medieval pegadas a las alforjas de burros-taxis.

Se diría que los responsables de los autobuses urbanos han querido aprovechar al máximo esas imágenes para hacer campaña a favor del transporte público, que al parecer los cacereños utilizamos más bien poquito. Eso de ver las fotografías de los regidores municipales siempre pegadas a un autobús puede ayudar a concienciar al personal, pero la campaña tendría más tirón si a los susodichos se les viera dentro de los autobuses de vez en cuando, como viajeros y con billete en mano. Eso si que sería una buena campaña, y no precisamente electoral.

*Pintor