Estarán conmigo que cuando se carece de mayoría en el Parlamento hacerse la foto con los agentes sociales supone todo un aliciente. La mayoría de que no se dispone en lo político se suple en lo social. Porque ser socialista y atraer a los sindicatos tiene su aquel, pero atraerse a la patronal, sabiendo de camino que vive un desencuentro con el PP desde la legislatura pasada, tras la denuncia por los cursos de formación para ocupados, es para nota. Todos a una y con el ferrocarril como argumento. ¿Quién da más?

Guillermo Fernández Vara inició la semana pasada firmando el pacto del tren con UGT, CCOO y la Creex, un acto en Badajoz que ocupó buena parte de la actualidad del día y se llevó la imagen de la jornada en los principales medios de comunicación de la región. Todo estaba pactado y los partidos invitados, pero no haciéndoles protagonistas a ninguno en el escenario acarreó el cabreo tanto del PP como de Podemos, los dos partidos de la oposición, uno con 28 y otro con 6 escaños que andan a la gresca por situarse como 'partenaire' preferente del Gobierno.

La legislatura transcurre tranquila. Es verdad que estamos al principio y con una indefinición política a nivel estatal donde nadie sabe cuál va a ser el resultado, pero la trifulca social vivida en la pasada legislatura, cuando el PP estaba en el Gobierno, ha pasado a mejor vida. El PSOE ha sabido recobrar el diálogo social, lo cual era fácil porque lo anterior era nulo, y ha sellado una especie de paz social que está rentabilizando todo lo que puede. Los sindicatos se encuentran más cómodos, solo hay que ver sus gestos y comportamientos con el actual Ejecutivo para comprobarlo, pero los empresarios, al menos sus representantes, parece que también.

XSIN EMBARGO,x Monago , que ha decidido quitarse el duelo que le supuso perder las elecciones, parece resucitado después del pacto presupuestario alcanzado con el PSOE. Es más, ha anunciado que se queda en Extremadura y no se va a Madrid a hacer carrera como otros para intentarlo de nuevo en 2019. La fuerza que parece haberle dado Vara trayéndolo de nuevo al tablero de juego de la política regional pretende aprovecharla todo lo que pueda y su interés desde ahora va a ser estar en todo. Como animal político que es, sabe que la actitud pactista con el Gobierno le favorece, y así fue en 2011 cuando ganó las elecciones a un Vara dialogante. Por eso, con independencia de sus críticas cuando proceda, querrá participar y lo exigirá con contundencia, a ser posible quitando de en medio a Podemos. Es la forma de que los electores le sitúen como única alternativa al gobierno actual.

AL MARGEN de lo electoral y también lo político, hay que hablar del pacto por el ferrocarril. El mismo puede tener dos resultados: la de pecar de mucha puesta en escena y no obtener resultado alguno como ya ha pasado con otros frentes, o todo lo contrario: dejar a un lado la parafernalia y representar de verdad un revulsivo social en la búsqueda un objetivo común. El momento es oportuno dada la indefinición política nacional, pero el Gobierno autonómico debe ser lo suficientemente hábil como para, al margen de lo electoral, implicar a la sociedad extremeña en el mismo fin.

"Por encima de la campana gorda", decía Vara esta semana cuando le preguntaban los dimes y diretes de la oposición al respecto de los personalismos en esta pelea. El presidente extremeño parece tener claro que es ahora o nunca, y su compromiso también le va a poner a prueba. El reto es doble: alcanzar el consenso de todos y luego conseguir que sobre todo Madrid se comprometa con esta región y le dote de un tren moderno. No solo el AVE, que también, un ferrocarril que permita a Extremadura ser competitiva para traer visitantes y sacar mercancías. Por justicia y porque, de lo contrario, seguiremos mal y, encima, a la gresca echándonos la culpa unos a otros de por vida. Y ya está bien.