TLta carta que el pasado jueves envió la Organización Mundial de la Salud a sus trabajadores anunciándoles que a partir del año que viene no va a contratar a ningún fumador, ni siquiera eventual , que no se comprometa a dejar el vicio , encaja perfectamente en estos tiempos de inquisiciones a granel del poder contra los ciudadanos. No dudo en absoluto de que fumar perjudique la salud, que nadie me malinterprete. Pero, ¿de verdad el problema del tabaquismo son (somos) los fumadores?

A modo de justificación, la OMS señala que fumar mata a cinco millones de personas cada año, y que, por su posición de líder de la campaña mundial contra la epidemia del tabaco, "tiene la responsabilidad" de que la lucha contra el tabaquismo "se refleje en todo su trabajo". Pero, si tan coherente es, ¿por qué no ataca el mal de raíz en vez de andarse por las ramas? ¿Por qué no promueve la ilegalización del tabaco en vez de la exclusión laboral de los fumadores? En otras palabras: ¿por qué la OMS no pone en la picota a los gobiernos --el nuestro, por ejemplo-- que, con una mano escriben en las cajetillas de tabaco que fumar puede matar, y con la otra se embolsan los sustanciosos impuestos que aporta al erario público el vicio ? ¡Qué desmesura! Y, sobre todo: ¡cuánta hipocresía! Para epidemias mundiales, el sida. O, los accidentes de tráfico, que, sólo en España, nos dejan un saldo de trece muertos al día como media. ¿A que sería absurdo que, para estar a la altura de su responsabilidad en la lucha contra el sida, la OMS decidiese no contratar a quien tuviera relaciones sexuales sin preservativo, o a quien no se comprometiese contractualmente a utilizarlo? ¿A que pensaríamos que los dirigentes de esta organización están de atar si, para dar ejemplo en la lucha contra los accidentes de tráfico, decidiesen no contratar a quien tuviera carné de conducir? Como en casi todo lo que tiene que ver con las costumbres, el fracaso de la lucha contra el consumo de drogas ilegales se debe a que, durante décadas, la prohibición y la persecución han ocupado el lugar que debería ocupar la educación y la ayuda a los adictos. Pero, no aprendemos. Persecución y prohibición en vez de educación y ayuda para desengancharse , es todo lo que se les ocurre a los mandamases de aquí y de fuera, con la OMS al frente, contra la adicción (según los expertos, tan fuerte como la que produce el consumo de heroína) a la droga legal del tabaco.

*Periodista