Aún se discute sobre la presencia del rey en la manifestación de Barcelona, argumentando que una manifestación es un acto de carácter político, aunque sea para honrar a las víctimas y despreciar a los asesinos. El rey politiza lo que toca, discuten. Y así ha sido, ciertamente, para alegría del nacionalismo. Se trataba de protestar contra los atentados, sí, pero el nacionalismo no iba a dejar pasar la ocasión de exhibirse: abucheos, pancartas, etc. La manifestación era el escenario para hacer ver al rey y a todo el que quisiera verlo que el nacionalismo será una república o no será. Y ya que estaba también el presidente del gobierno, una república independiente, por supuesto.

Y es que el rey y el presidente del gobierno son lo que representan y -oh, ah, eh- no representan a todos. Y el protagonismo, además, siempre será suyo, por más que los mezclen o escondan entre sanitarios, bomberos, policías, comerciantes, etc. En otras palabras, el rey y el presidente del gobierno solo representan en los funerales. Sin embargo, en la manifestación de Barcelona, organizada por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, se daba la bienvenida a todo el mundo: «Bienvenida a tothom». ¿A todo el mundo? ¿Por qué entonces hubo menos gritos y pancartas de protesta contra los asesinos que contra el rey y el presidente del gobierno? La alcaldesa de Barcelona tiene una explicación: «Así es la libertad de expresión». Pero hay otra: «Escombrem-los!», obra de la CUP. ¡Qué gran oportunidad para barrer! ¡Precisamente las dos instituciones juntas, monarquía y gobierno!

Habrá que decirlo: la manifestación de Barcelona no ha sido sólo la instrumentalización política de una matanza sino también la festividad del nacionalismo, que ayer mismo insistía en el 1-O. Tras los atentados en Niza, Londres o París, las manifestaciones fueron de silencio, dolor y respeto. En Barcelona, en cambio, casi un día de fiesta. De los muertos y los heridos, solo su número. De ahí la extraña sensación de las palabras del presidente del gobierno cuando dice sentirse orgulloso de haber asistido a la manifestación. ¿Orgulloso de qué?

* Funcionario