Ese fue un día triste. Vi en el Periódico Extremadura la foto del antiguo colegio San Antonio casi demolido. Creo que al escribir esto, hablo en nombre de todos los que han estado o están, como yo, en el colegio San Antonio, tanto profesores como alumnos.

A la memoria de los que ya no lo están, lo más seguro es que, al ver esa foto, vuelvan los imborrables recuerdos de los buenos momentos que allí vivieron cuando fueron niños. Para los que aún estudiamos en el San Antonio, la sensación de tristeza al verlo destruido es la misma o mayor.

Cuando estábamos en el antiguo colegio no parábamos de preguntar cuándo nos iríamos al colegio nuevo. Siempre nos decían que pronto, pero nunca llegaba ese día. Al fin llegó. Nos trasladamos más contentos que nunca, sin darnos cuenta de que la mayoría de nosotros dejábamos parte de nuestra infancia tras los muros del antiguo colegio.

Ahora, al ver que del lugar donde hemos pasado las etapas más importantes de nuestra vida sólo quedan escombros, todo vuelve a nuestra memoria.

Desde los juegos, risas y buenos ratos, hasta los recreos castigados en la famosa campana y los exámenes en el temido matadero . Y cómo no, la emoción y el griterío en el viejo pabellón en los grandes partidos de baloncesto.

Dentro de unos años, el número diez de la calle Margallo estará convertido en un gran parking y en un lujoso hotel, pero para nosotros ese lugar no será ninguna de esas dos cosas. Será siempre nuestro colegio.

Isabel Rodríguez Pinilla **

Cáceres