TCton la llegada de noviembre, y sobre todo alrededor del día 11, festividad de San Martín, San Martinho en Portugal, se celebran fiestas de la vendimia y del vino en diversos puntos de nuestro entorno. Por lo que se refiere a nuestros vecinos alentejanos, son muchos los pueblos que organizan actividades, ferias, certámenes, encuentros, cada día más frecuentados por los extremeños.

Es corriente que en estos días en que se festeja al vino nuevo , al tiempo que se abren las nuevas barricas en las bodegas tradicionales, se tengan veladas en las que el fado es un protagonista repetido. Pocos lugares para ello como Borba, a menos de 50 kilómetros de Badajoz, que en una de sus bodegas más espaciosas concentra en la noche del sábado tras San Martinho a varios centenares de personas que hasta la madrugada escuchan y participan del fado, cantado por más de una docena de artistas de la zona.

Pero lo más entrañable son las bodegas particulares, en donde el propietario celebra la apertura de su vino invitando a los amigos en medio de una fiesta sin igual. Acudo cada año a uno de estos acontecimientos en Campo Maior, en la oscuridad concentrada, entrañable, acogedora y generosa de la artesanal factoría de uno de los mejores fadistas amadores (aficionados) de la raya: Antonio Gon§alves, cuya presencia se está haciendo habitual en este lado de la frontera. ¡Cuánto calor en el espectáculo sublime de su actuación y la de sus amigos! ¡Cuánto amor a la vida, al cante, al arte, a esa esencia mediterránea del vino y la amistad! Vayan, si pueden, a una de estas celebraciones, búsquela por esos pueblos pequeños cercanos de la raya. Emociónense con la esencia de la vida contenida en el fado derramado junto al vino familiar y generoso de cada año. Lo sublime y feliz está, precisamente, en el encanto cálido de tanta sencillez.

*Historiador y portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Badajoz