Una amarga casualidad ha querido que la jornada más negra que ha conocido nuestro país de violencia contra las mujeres haya coincidido con la campaña electoral: el martes se saldó con cuatro muertas, tres detenidos acusados de homicidio y uno de los agresores suicidado.

Ni que decir tiene que es un balance desolador. Pero lo es mucho más porque, a la luz de las cuatro tragedias del martes, se aprecia mucho mejor que la campaña electoral no se está deteniendo en uno de los problemas que tiene la sociedad española. Ningún espectador del debate del lunes entre los dos hombres que tienen posibilidades de presidir el Gobierno de España recordará que la violencia sexista fuera objeto de comentario, mucho menos de discusión, entre ellos.

No obstante, no hay que responsabilizar a los políticos de lo que es un problema de los ciudadanos. Este periódico tiene, en su edición digital, la clasificación de las diez noticias más leídas, valoradas, enviadas y comentadas. La información sobre las cuatro mujeres muertas no entró en ninguna de ellas y solo dos lectores --frente a los 36 de la primera en número de reacciones escritas-- hicieron un comentario a la misma.