Catedrático

de Economía

Farmaindustria, principal asociación de productores de medicamentos, ha anunciado que se reducirán los gastos que se venían haciendo para persuadir a algunos médicos para recetar productos más caros que otros de igual eficacia terapéutica. Magnífico. Desde el punto de vista del bienestar social sólo era un derroche de recursos, que ahora podrán emplearse en cosas más útiles como investigación. Queda una duda: ¿ha primado la virtud o la necesidad? Porque desde hace muy poco el cambio de regulación de los precios de referencia de los medicamentos ha eliminado una gran parte de la discrecionalidad sobre la marca del producto que llevaba incorporada la receta. Y con las nuevas reglas los gastos en persuasión de marca son un negocio en ruinas.