WEw l Ministerio acaba de publicar la evolución de los precios de la vivienda en los últimos 12 meses, de los que se deduce que, en el conjunto de España, la llamada ´burbuja inmobiliaria´ atempera su empuje: los precios no suben como años atrás e, incluso, en algunas modalidades de viviendas y en algunas ciudades, como Cáceres, suben en cuantía similar a la inflación o directamente, como en Plasencia, bajan.

Pero en la región hay una excepción: Badajoz, ciudad en la que los precios se han disparado por encima del 20% en el último año, llegando al 24% en el caso de la vivienda libre nueva. Es un dato que debería encender las alarmas de los gobernantes municipales y autonómicos, puesto que los factores que, según los especialistas, están incidiendo decisivamente para que se registre el brutal incremento de los precios --no es una ´burbuja´ lo que ocurre en la capital pacense, es más un ´big bang´, una gran explosión-- son algunos sobre los que tienen capacidad de decisión: la falta de suelo disponible, debido al retraso del Plan de Urbanismo, es el elemento indicado por el sector inmobiliario como el mayor responsable de lo que está sucediendo en Badajoz. La ciudad tiene, sin embargo, otro problema: la gran cantidad de solares que tiene sin urbanizar a pesar de ser urbanizables. Sólo un impuesto que los gravara progresivamente y de forma que impidiera la picaresca de mantenerlos sin urbanizar al tiempo que suben los precios podría acabar con esta lacra. Ese impuesto existe, pero la Junta no ha encontrado aún una forma eficaz de aplicarlo. Pues falta hace.