Los resultados de la última encuesta sobre los hábitos de consumo de los extremeños, así como de los precios de los principales bienes en relación a los salarios y la capacidad de ahorro, conforman un dibujo de nuestra sociedad cuyos ingresos dejan poco margen para el ahorro, a pesar de que el afán por ahorrar está muy incardinado en la idiosincrasia del extremeño medio. Así, la mayoría de los ciudadanos de esta región apenas puede ahorrar algo más del 10% de sus ingresos. Ello se debe a que la acendrada costumbre de optar por una vivienda en propiedad (el 80%) frente al alquiler obliga a casi la mitad de los ciudadanos a derivar hasta un 40% de sus ingresos al pago del crédito por la casa. El pago de la casa, sin embargo, no constituye en Extremadura la esclavitud que en otras comunidades: el hecho de que una vivienda cueste aquí los salarios de una pareja durante 11 años frente a autonomías como el País Vasco, donde pagar la casa se lleva por delante los salarios de una pareja durante 27 años, hacen de esta región un lugar donde es más fácil vivir. Esta es una de las razones por las que la encuesta elaborada por el Instituto de Consumo de Extremadura refleja que los extremeños están, en general, satisfechos con su vida, satisfechos con los servicios públicos y con las posibilidades que les ofrece esta tierra en cuanto a convivencia y ocio.