TEtxiste en España un número de actores y actrices cuya calidad supera a la popularidad de sus caras y sus nombres. Normalmente están alejados de la vía rápida hacia la fama efímera y sus vidas fuera de los escenarios son como la suya o la mía, exentas de escándalos de papel couché, privadas y con los avatares que todo ser humano tiene que sufrir.

Nombres como, por poner algunos, José Pedro Carrión (Premio Nacional de Teatro), Vicky Peña, Miguel Angel Solá, Carmen Conesa, Gloria Muñoz, Vicente Cuesta, Petra Martínez o Pepe Viyuela y muchos más, figuran al frente de nuestra dramaturgia nacional por sus trabajos de calidad y son un seguro cuando se ponen al frente de algún proyecto teatral. Ellos desde el reparto hacen que todo un esfuerzo conjunto alcance el éxito y desde ese éxito son merecedores de la auténtica popularidad.

El caso de Pepe Viyuela que estos días actúa en el papel de Rómulo el Grande en el Festival de Mérida junto a formidables actores y actrices de Extremadura y Carmen Conesa, lo traigo a colación no sólo por el excelente rol que realiza en la función, al igual que el resto de la compañía, sino porque demuestra con nitidez la verdadera condición del profesional de las artes escénicas. Pepe recorre una gama de registros increíble y quienes lo reconocen por la televisión o por su Mortadelo , se llevan una grata sorpresa al verle encajarse en la piel del último emperador de Roma. Quienes le conocemos de siempre, sabemos que esta piel no es la única que ha vestido. Pepe ha hecho teatro de calidad en numerosas ocasiones, desde La Abadía a otros escenarios, y demuestra cómo es esta profesión cuando la honestidad y la sabiduría presiden cada instante.

*Dramaturgo y director del

Consorcio López de Ayala