Periodista

Umberto Eco mira por encima del hombro a quienes llevan móvil, salvo a aquéllos que tienen un asistente que se lo coge. Es muy vulgar, dice el fino escritor italiano, portar un móvil que suene durante la cena. En Vodafone tanto ha calado su mensaje de nuevo sibarita que le han devuelto la elegancia a la gente, a base de incomunicarla, mucho más allá de la cena. Pero se han atragantado. La gente necesita el móvil para vivir, trabajar y sentirse segura. Por eso el apagón móvil le brinda a Vodafone una magnífica oportunidad de tener un detalle con sus nueve millones de clientes. Incluso Piqué, más que pensar en la sanción, podría concentrarse en arbitrar una rebaja de la factura a los afectados.