Escritor

Van volviendo, y cómo vienen algunos. Don Manuel Cañada vuelve pero se va porque está cansado. Lo comprendemos. Debe tener el hígado en adobo. El portavoz del PP, don Javier Casado, también vuelve, con la aviesa intención de ser reivindicativo con Rajoy. Floriano también ha vuelto y nos pone de ejemplo la democracia orgánica del PP. Esa sí que es una democracia, y no hacer una campaña y currártela. Rajoy, que se da cuenta, dice que lo elijan por voto secreto. No llegarán hasta ahí las aguas. A Rajoy le patinan tanto las eses finales, que no sabe lo que dice. Después sucede lo que sucede, que en Badajoz hay un graffiti que reza: "Nuestros sueños no caben en sus urnas". Me imagino que Rodríguez Ibarra lo suscribe totalmente porque sus sueños tampoco le caben en la cabeza ni a Aznar ni a Rajoy. Los sueños no caben en ningún sitio porque los sueños, sueños son. Y de pronto regresa Antonio Pascual, el locutor de Localia, y está bajando las maletas y pasan a su lado dos curdas penibéticas, y se dice una a la otra: ya ha vuelto el locutor de Localia. Su cansancio es otro. No es el del diputado Cañada. El problema de Pascual es encontrarse con Celdrán y con el concejal de limpieza Avila, en la ciudad más guarra de España que es Badajoz. Pascual todavía no sabe dónde está porque ha habido días que se ha despertado en Luarca y ha dormido en Cádiz, y así ha estado durante 35 días. Hay familias que lo hacen todo en los coches, y con un infiernillo. Claro, cómo se lo pasan... Pues cómo se lo van a pasar. Se trata de una vida dinámica. Menudo culturón tiene la vecina de arriba en formas de tomar el bacalao:

--En La Coruña me lo pusieron a la manera de Francisco Vázquez... En Puerto de Santa María, con langostinos del puerto... Y así hasta 50 maneras. Bueno, una cultura.

Y es que aquí todo vale, y todo se recicla, como si fuéramos nosotros mismos una planta de residuos orgánicos, que es lo que somos de verdad. En fin, que hemos vuelto los que hemos vuelto. Otros han quedado en el camino. Dentro de unos días el Duque de Aznar será nombrado eso, y la Botella lucirá como se luce en las democracias orgánicas.