Dramaturgo

El domingo tenemos una nueva cita para expresarnos como pueblo soberano, libre y democrático. A quienes aseguran que de nada sirven las manifestaciones multitudinarias, las pancartas, la voz del pueblo alzándose contra decisiones de las que ha sido excluido, corresponde demostrarles con las urnas cómo legítimamente se reivindica y el grado de conformidad o disconformidad que tenemos. Votar es un acto soberano, una expresión de libertad suprema, una oportunidad para ejercer el derecho fundamental que en toda democracia tiene el pueblo. Y todos somos el pueblo. Por este motivo no hay razón para silenciar nuestra voz que se hará decisión irrevocable con nuestro voto. Acudir a las urnas es necesario, no hacerlo supone otorgar a quienes dudan del valor de la expresión popular, una razón más para que interpreten y hagan lo que se les ponga en las narices, para que se minusvalore un sistema por el que hemos luchado durante décadas, para que en el futuro se tomen decisiones con la absoluta impunidad que otorga el saber que somos pasivos, que nada nos importa, que nadie sentirá deseos de hacer que su voz se oiga más allá de las cuatro tertulias de bar.

La gran campaña electoral tiene sentido con el multitudinario mitin que protagoniza el pueblo ante las urnas. En ese momento, el de la votación, los himnos, las tracas, los micrófonos y el escenario es ocupado por usted y usted por el joven, la anciana, los trabajadores, los parados, las mujeres que sufren algún tipo de marginación, los estudiantes, los empresarios, todos.

Votemos el domingo, vayamos a las urnas en masa. Seamos conscientes de un privilegio que muchos ciudadanos del mundo ansían tener.