En esta ocasión, la papeleta del Partido Popular encierra tres posibilidades.

a) Optar por la continuidad del fondo y la forma de gobernar de los últimos años. Es decir, apostar por la actual política económica; por el modelo ya conocido de afrontar el terrorismo, Euskadi, la unidad de España, la Constitución y los estatutos; aceptar la filosofía del Partido Popular en temas clave como inmigración, infraestructuras, vivienda, empleo, enseñanza, religión...; por su manera de encarar políticamente problemas como la guerra de Irak o la catástrofe del Prestige; y por mantener el alineamiento con Estados Unidos de nuestra política exterior, antes decantada a una compenetración prioritaria con Alemania, Francia y el conjunto de países de la Unión Europea.

b) Variante de lo anterior: apuesta a que Mariano Rajoy se distanciará en las formas del modo de actuar de José María Aznar e intentará hacer la política del PP con maneras más flexibles y menos autoritarias.

c) Expresar un rechazo ideológico al PSOE, o una desconfianza sobre la capacidad de esta formación, de José Luis Rodríguez Zapatero o de cualquier coalición que lidere éste, para gestionar a España.