Un exiliado lo es en todas partes. Y su nación no es otra que el sentirse fuera de lugar. Desde este plácido remanso del suroeste peninsular donde parece que nunca pasa nada siempre se ha mirado a Cataluña con recelo. ¿Un país, una región, una comunidad? Cataluña es lo que sus gentes sienten que quieren ser, hayan nacido allí o no. Lo deciden cada día, en sus vidas cotidianas, en su arte, su cultura. Y en eso no son muy distintos a los demás. ¿O sí? No creo que hagan tanta falta referendos ni plebiscitos. Y dudo que nada vaya a cambiar en exceso, se apruebe o no el dichoso Estatut. Seguiremos conformando un heterogéneo grupo de tribus celtibéricas empeñadas en desacreditarse unas a otras por el reparto de los sextercios del Imperio.

Y a los que advierten de la amenaza del nacionalismo catalán y de la destrucción de España --hay quien sólo se acuerda de ella para utilizarla como reclamo electoral-- les pediría tranquilidad: esta balsa de piedra donde vivimos no se va a desintegrar nunca, porque sus residentes hemos aprendido que, más allá de proclamas, himnos y afiliaciones, está la educación o la falta de ella. Las reglas de la convivencia están basadas no en la identidad nacional, sino en el respeto a la diversidad. Claro está, maleducados hay en todas partes. En Extremadura, en Cataluña y en Eslovenia.

No sé si este pequeño y gran país de encinas y soledades es en realidad una nación o una pedanía. Tampoco creo que eso quite el sueño a quienes aquí vivimos, como tampoco debería importarnos más de la cuenta lo que deparen decisiones y voluntades de nuestros hermanos catalanes. Nadie va a dejar de visitar la Sagrada Familia por un quítame allá esa bandera. Porque esta competición no va tanto de afirmar nacionalidades como de comprobar quién será, a la larga, más tolerante con la identidad del otro. Lo que me une a un catalán es lo mismo que me separa de él. Sus afinidades y sus gustos, no su idioma ni su historia. Pero una cosa sí tengo muy clara. Extremadura será lo que tenga que ser, pero Cataluña, seguro que es más que un club.