Con la vuelta al ‘cole’, retomamos la polémica sobre los deberes. Los padres de los compañeros de mis hijos y yo mantenemos una perpetua discusión, vía Whatsapp como son ahora todos las confrontaciones verbales, que nos acalora.

Yo sostengo que los deberes, en su justa medida, son buenos porque refuerzan los conocimientos de la jornada educativa y los defiendo, pero me parece nefasto que sean los padres quienes se dediquen a hacerlos. Y sé que muchos de esos madres así lo hacen.

Ni mi marido ni yo les hacemos los deberes a nuestros hijos. Les ayudamos, les acompañamos en su aprendizaje y los niños nos acompañan a nosotros, y también nos permite pasar más tiempos con ellos.

Este tiempo, que no es perdido, contribuye a que descubramos la enorme capacidad de asombros de los chavales, la satisfacción que sienten cuando algo le sale bien. En definitiva, vivimos sus pequeños triunfos diarios en este proceloso caminar del crecimiento y la educación. Por tanto, sí a los deberes escolares.