Todo el mundo habla últimamente de la posible mina de litio en el paraje de Valdeflores, próximo a Cáceres. Para poder emitir un juicio sobre la oportunidad de reapertura de esta explotación minera, deberíamos realizar primero un análisis mas amplio sobre las circunstancias que rodean a este ligero metal alcalino que últimamente ha despertado tanto interés a nivel mundial. Este interés es debido principalmente a su utilización en la fabricación de las nuevas baterías de acumulación eléctrica para los vehículos eléctricos, los teléfonos móviles y las instalaciones fotovoltaicas.

En una rápida aproximación a los datos, vemos que el consumo de este metal se viene duplicando cada tres años en la última década, y que su precio en el mercado ha pasado de 2.320$ la tonelada en el año 2006, a los mas de 7.400$ que cuesta actualmente. No es de extrañar que las grandes compañías mineras se interesen por los posibles yacimientos del mineral que lo contiene.

A nivel mundial las reservas de este material están centradas en zonas geográficas bien determinadas; en el continente americano, el triangulo que forman el área geográfica que linda entre los países de Chile-Bolivia-Argentina, en Asia; la zona central de China, en Australia, y en Europa; la zona oeste de la península ibérica.

El problema de la explotación de los recursos naturales, sobre todo cuando esta explotación la realizan empresas foráneas, no es el impacto medioambiental que puedan o no crear, este tema puede ser bastante bien controlado si se ponen las condiciones y los medios para hacerlo. El mayor problema es que los procesos industriales que se derivan de la transformación del mineral hasta su utilización en el mercado, se realizan en otras zonas en las que se crea un empleo de mayor calidad y cantidad.

Extremadura está necesitada de inversiones industriales y que mejor oportunidad que ligar estas a los recursos que la naturaleza nos ha puesto a su disposición. Relacionado con el mineral de litio, hay dos fases industriales que son totalmente necesarias. En una primera transformación, el paso de carbonato de litio a cloruro de litio y a litio metálico; y en una segunda fase, la fabricación misma de las baterías que utilizan el metal. Es en estos dos sectores en los que habría que sondear para rentabilizar socialmente la extracción de estos recursos. Si de esta explotación minera puede derivarse un inicio de implantación industrial en nuestra región, el tema medioambiental podría tratarse convenientemente; pero si solamente se trata de extraer unos minerales para que generen en otras zonas todo su valor añadido, deberíamos pensárnoslo dos veces, por que ya son muchos los recursos que se han extraído de estas tierras sin que nos hayan ayudado a salir del vagón de cola.

De momento la empresa, también australiana, Dakota Minerals parece que va a realizar una importante inversión derivada de la transformación del mineral en el norte de Portugal (Montealegre), en tanto que su competidora, también australiana, Playmouth Minerals, que tiene solicitada la explotación de Valdeflores, no ha hablado de inversiones industriales, solamente de hacer catas para la extracción del mineral.

Al mismo tiempo los fabricantes de automóviles están tomando posiciones para montar sus propias industrias de fabricación de baterías, ya que estas suponen hasta el 30% del precio de un coche eléctrico. Renault-Nissan, con el coreano LG Chem, proyectan una planta europea, posiblemente en Polonia. Los alemanes Daimler-Audi-BMW, con Siemens, otra posiblemente en Hungría. VW, con Morth Volt AB, en Suecia; y el líder en el tema , Tesla, con Panasonic, acaba de inaugurar su megaplanta en California y se plantea proyectar una mas en Europa. Esa es la liga en la que deberíamos estar jugando, entonces si que se justificaría plenamente la reapertura de Valdeflores.

*Ingeniero industrial.